El VII EFPA Congress ha celebrado su segunda jornada con diversos talleres para analizar diferentes activos del mercado. Uno de ellos ha versaros sobre la importancia de la gestión de las emociones cuando se trata con personas, un campo obligatorio a tener en cuenta en todas las relaciones personales, también con los clientes y en el ámbito empresarial. 

El taller ha sido presentado y moderado por Francisco Javier Bello, people RCS Spain - Talento y Cultura de BBVA España, y en él, Tino Prat, empresario consultor, mentor internacional, Instituto Wang y la experta en gestión de equipos y autora del exitoso libro ‘La revolución emocional’, Inma Puig, han destacado las claves de esta área. 

Prat nos ha explicado que siempre debemos que tener en cuenta que cuanto mayor consecuencia presente, obtendremos una mayor efectividad. Así, a la hora de explicar el método que aplica, nos habla de su mapa, un lugar donde ubicar a las personas para que sepan en qué situación están, cómo se sienten y qué pueden hacer o a donde pueden llegar. 

Su mapa, con un eje emocional horizontal donde el miedo y el amor se ubican en los polos opuestos, confluye con el eje racional vertical, donde discrepancia y consenso son sus polos más separados. 

Así, generando situaciones de conflicto, innovación, inestabilidad o estabilidad (los cuatro cuadrantes del mapa), la clasificación de los problemas y los conflictos y las posibles soluciones, estarán más claras. 

Aademás, el experto establece que ante un mismo conflicto, reaccionaremos de forma distinta en función de los roles y las relaciones; las zona de confort según estilos relacionales; y la dinámica permanente, donde hay factores escaladores y desescaladores del comnflicto. “El amor es un factor muy desescalador”, indica el experto. 

Por su parte, la experta y autora Inma Puig ha explicado a los asistentes al taller que, en época de la pandemia Covid-19, todos hemos perdido algo por lo que ahora mismo, todos estamos sufriendo un duelo.

“La pandemia psicológica es diferente en cada persona”, ha explicado, para señalar que lo que cambia no es el duelo, sino la fase de él en el que se encuentra cada uno. Las etapas, por orden aunque sin un tiempo determinado de duración, son la de incredulidad, rabia, depresión y por último, la de aceptación. 

“Cada uno estamos haciendo nuestro respectivo duelo, por lo que todos hemos de hacer el esfuerzo de entender al otro, en qué fase está”, ha considerado y también ha trasladado al ámbito de la empresa y las relaciones interpersonales entre personas de un equipo.

Así, ha elevado las cualidades de sensibilidad y creatividad pues, a su juicio, las personas que las poseen son realmente el futuro.