Los mercados han reaccionado en las últimas semanas a las informaciones procedentes de la evolución del coronavirus con origen en la provincia china de Wuhan. En una y en otra dirección, al compás del pesimismo u optimismo de las noticias. Sin embargo, para Paul O’Connor, director del equipo Multiactivos de Janus Henderson, “la caída relacionada […]
Los mercados han reaccionado en las últimas semanas a las informaciones procedentes de la evolución del coronavirus con origen en la provincia china de Wuhan. En una y en otra dirección, al compás del pesimismo u optimismo de las noticias. Sin embargo, para Paul O’Connor, director del equipo Multiactivos de Janus Henderson, “la caída relacionada con el virus en la mayoría de los activos de riesgo ha sido relativamente moderada hasta la fecha, en comparación con los marcados repuntes experimentados durante los últimos cuatro meses”. Y eso que, como recuerdan los expertos de Unigestion, en enero “el cobre cayó durante 12 días consecutivos, lo que representa su racha de pérdidas más larga, el petróleo perdió un 25% desde sus recientes máximos, mientras que la rentabilidad de los bonos estadounidenses descendió en 40 puntos básicos. Además, las monedas defensivas se recuperaron de forma agresiva frente a las divisas de más riesgo”.
Todas las opciones están sobre la mesa. Como apuntan desde Fidelity, “el virus podría desaparecer cuando termine la temporada de gripe, como lo hizo el SARS, o seguir extendiéndose hasta que pueda encontrarse una vacuna”. Por tanto, la clave es: ¿cómo deberían responder a este factor de incertidumbre los inversores y a la volatilidad que genera?
Respuesta de los inversores
Desde Allianz Global Investors, recuerdan que “las comparaciones entre este nuevo coronavirus y la epidemia de SARS de 2002-2003 pueden ser inútiles porque el mundo, y el papel de China en él, son muy diferentes ahora”. Pese a ello, los gestores de Unigestion recuerdan que “históricamente, las epidemias han demostrado ser excelentes oportunidades de compra para los mercados”, aunque añaden a renglón seguido que “el brote del coronavirus no se puede comparar con ninguna otra”. Cabe mencionar por ejemplo que cuando el SARS golpeó las bolsas mundiales “comenzaban a tocar fondo después del estallido de la burbuja de las puntocom, la Fed había reducido los tipos significativamente, el dólar estaba cayendo dando un impulso a los mercados emergentes y Estados Unidos acababa de entrar en una guerra con Iraq”.
Para Paul O’Connor, en todo caso, si eliminamos de la ecuación la tragedia personal, “consideramos que el brote de coronavirus tiene potencial para generar oportunidades de compra en los activos de riesgo”. Eso sí, también cree que puede ser “aún demasiado pronto para restablecer ya las posiciones, en vista de lo moderada que ha sido la corrección del mercado, el dinamismo de la progresión del virus y las numerosas incertidumbres biológicas que rodean a esta epidemia”.
Vigilantes y preparados
Para la gestora Fidelity, “en momentos como este, conviene identificar los sesgos conductuales y ceñirse al conjunto de principios fundamentales de la inversión”. En esta línea se mueve también Steve Watson, gestor de Capital Group. Cree que, el igual que en cualquier otra crisis, los inversores a largo plazo deben estar pendientes de las oportunidades que puedan generarse debido a la pérdida de confianza a corto plazo. “Es ahora cuando los planteamientos a largo plazo, la investigación sobre el terreno y el énfasis en el valor pueden suponer una auténtica diferencia”, apunta.
Por su parte, Roberto Ruiz-Scholtes, director de estrategia de UBS, aconseja “tener estudiado qué ajustes hacer en las carteras, para aprovechar con agilidad la próxima corrección en las bolsas”. Defiende que “hay que tener hecha la lista de la compra para no perder la ocasión de reforzar la exposición a los países emergente, a los temas a largo plazo y a las inversiones sostenibles”.