Para los inversores minoristas los ETFs se han convertido en una buena alternativa de inversión. Estos vehículos son fondos indexados que cotizan en bolsa como si fuera una acción. Acceder a ellos es fácil, se puede invertir a través de multitud de plataformas digitales desde 50 dólares, y los costes son inferiores a los de […]
Para los inversores minoristas los ETFs se han convertido en una buena alternativa de inversión. Estos vehículos son fondos indexados que cotizan en bolsa como si fuera una acción. Acceder a ellos es fácil, se puede invertir a través de multitud de plataformas digitales desde 50 dólares, y los costes son inferiores a los de un fondo de inversión tradicional. Quizá todas estas ventajas hacen que las suscripciones netas en ETFs mundiales hayan crecido en 60.674 millones entre 2018 y 2019. A esto hay que sumar que, según Morningstar, durante los últimos 10 años hasta junio de 2019, la tasa de éxito de los gestores activos fue inferior al 25% en casi dos tercios de las categorías analizadas.
La realidad es que los fondos de gestión pasiva, entre los que se encuentran los ETFs representaban 1,35 billones de dólares en 2008 y en 2018 la cifra ya era de 9,6 billones. En el caso de Estados Unidos, el 18% de la gestión pasiva se encuentra en los ETFs, un vehículo que echó a andar en los 90 y que ha venido para quedarse.
El número de ETFs a la hora de invertir es muy amplio y muy variado. Hay ETFs de renta fija, que invierten en bonos soberanos y corporativos, hay ETFs que replican índices como el S&P 500, otros que son temáticos e invierten en compañías de un determinado sector. El más conocido y el más popular es el SPY, que es un activo que replica el S&P 500 y que desde los 90 ha contado con gran aceptación en el mercado.
Ventajas
La primera de ellas son los costes, las comisiones a la hora de invertir en un activo como este son muy inferiores a las que se pagan en un fondo activo tradicional. Pero más allá de eso, “los ETFs no se ven afectados por los cambios de gestores”, señala Fernando Luque de Morningstar. “Loss ETFs invierten el 100% de su cartera en el activo subyacente, lo que hace que se aprovechen más de las tendencias alcistas. Pero también pierden más en momentos bajistas”, añade Luque.
Los mejores por rentabilidad
Los tres primeros ETFs tienen una rentabilidad anualizada a 10 años superior al 21%. Entre todos ellos, destaca el Lyxor Nasdaq-100 Daily (2x) Leveraged UCITS ETF Acc | LQQ. Lo que hace este ETF es replicar y duplicar la rentabilidad del índice Nasdaq-100 Leverage index. En total, su rentabilidad a 10 años supera el 38%. El Amundi ETF Leveraged MSCI USA Daily UCITS ETF (EUR) | CL2p, tiene una rentabilidad del 31,5% a diez años y su objetivo es replicar y duplicar la rentabilidad del índice MSCI USA Leveraged 2x strategy. Finalmente, el Invesco EQQQ NASDAQ-100 UCITS ETF (EUR) | EQQQ, con cinco estrellas de Morningstar, tiene una rentabilidad del 21,9% a diez años y busca replicar el Nasdaq 100, pero no duplicarlo.