La inflación ha hecho que los bancos centrales tengan que tomar cartas en el asunto para lograr mitigarla, aún sin éxito. El BCE decidió subir los tipos por primera vez desde hace once años el pasado mes de julio, pero esa no será la única subida que efectúe la entidad presidida por Christine Lagarde. Todo […]
La inflación ha hecho que los bancos centrales tengan que tomar cartas en el asunto para lograr mitigarla, aún sin éxito. El BCE decidió subir los tipos por primera vez desde hace once años el pasado mes de julio, pero esa no será la única subida que efectúe la entidad presidida por Christine Lagarde. Todo depende de la evolución de la inflación, que ha superado el 9% por primera vez en la historia de la Eurozona. Un hito que ha impulsado al bono alemán a 10 años a registrar la mayor subida mensual desde 1981.
Y es que, el ‘bund’ comenzó el mes de agosto por debajo del 0,7% y lo ha terminado por encima del 1,6%. Una escalada que no suele ser habitual en la renta fija. Aunque, todavía no ha llegado a superar los máximos de este año, que son a su vez los máximos más altos desde 2014, situados en el 1,74% a los que se llegó a finales del mes de junio.
Estos incrementos en los intereses que está pagando la deuda más segura de Europa se debe a la oleada de ventas que se está produciendo en el mercado ante la expectativa de una mayor subida de los tipos de interés en el Viejo Continente. Y es que, si el BCE subió los tipos en 50 p.b. en el mes de julio se espera que en septiembre lo haga en la misma cantidad o, incluso, en 75 p.b.
Entre enero de 2021 y mediados de mayo de 2022, la renta fija mundial ha descendido un -17,6% (Bloomberg Global Aggregate Bond Index), la mayor caída desde que se tienen datos de este mercado en 1990. Por hacer una comparativa, el descenso entre el máximo y el mínimo durante la crisis financiera mundial de 2008 fue del -10,8%.
Sin embargo, pese a esta fortísima corrección, la renta fija está recuperando unas valoraciones atractivas, que había perdido con la política monetaria ultra expansiva. “Teniendo en cuenta la mediocre rentabilidad que ha registrado la renta fija durante los últimos trimestres, no es de extrañar que los inversores le hayan dado la espalda. No obstante, el reciente aumento de los rendimientos y la ampliación de los diferenciales ha modificado considerablemente la dinámica y ha conllevado una mejora considerable en el plano de las valoraciones de esta clase de activos. Por tanto, sugerimos que los inversores que adoptan un enfoque estratégico sopesen aumentar sus asignaciones a la renta fija”, explica Benoit Anne, director del grupo de soluciones de inversión de MFS Investment Management.
Una visión que también es compartida por Paul Grainger, responsable de renta fija global y divisas de Schroders, el experto cree que la preocupación por los riesgos a la baja del crecimiento podría pasar a primer plano, así como las ventajas de los bonos como activo diversificador frente a la renta variable. “Los bonos son dignos de consideración para los inversores que buscan sortear las difíciles condiciones mundiales y obtener rentabilidad”, afirma.