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Guerra de divisas, ¿tercera ronda?

Se habla ya a las claras de una tercera ronda de la famosa guerra de divisas. Lo tiene claro el asesor económico global de Pimco, Joachim Fels. “Las guerras frías de divisas se libran con intervenciones verbales (y tuiteadas) y con acciones encubiertas, como recortes de tasas, orientación a futuro y flexibilización cuantitativa, en lugar […]

16 jul 2019

Se habla ya a las claras de una tercera ronda de la famosa guerra de divisas. Lo tiene claro el asesor económico global de Pimco, Joachim Fels. “Las guerras frías de divisas se libran con intervenciones verbales (y tuiteadas) y con acciones encubiertas, como recortes de tasas, orientación a futuro y flexibilización cuantitativa, en lugar de una intervención directa en los mercados de divisas mediante la compra de monedas extranjeras contra el dinero fiduciario nacional”, asegura.

Si hay que poner fecha a la primera ronda de la actual guerra de divisas ésta se podría situar en 2013, cuando el Banco de Japón introdujo la flexibilización cuantitativa y cualitativa que se extendía hasta principios de 2017. El BCE se unía a esa guerra de divisas en 2014 cuanto introdujo la política de tipos negativos para lanzarse después a la compra de activos. “Sin duda, el debilitamiento de sus monedas no fue un propósito explícito ni principal de las acciones de política del BCE y del Banco de Japón”, pero se le dio la bienvenida a una moneda más débil como resultado de estas acciones.

Caso diferente supuso el protagonizado por el Banco Popular de China, que devaluaba de forma deliberada el yuan dos veces en agosto de 2015 y principios de 2016 para frenar la desaceleración de la economía del gigante asiático. Como resultados de todo esto, el dólar se apreciaba entre 2015 y 2016 frente a las principales monedas. Es decir, el BCE, el BoJ y el Banco central chino salieron victoriosos de la primera ronda de la guerra de divisas.

Segunda ronda: llegada de Trump

La llegada de la administración Trump al poder en EE.UU. supuso, de facto, la apertura de una segunda ronda de esta guerra de divisas permanente en la que nos encontramos. Tanto el presidente como el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, alzaron la bandera de la política del dólar débil y el billete verde se debilitó durante 2017 de modo que, a principios de 2018, la administración estadounidense podía darse por vencedora de la segunda ronda.

A partir de ahí y hasta el momento actual Joaquim Fels habla de tregua, pese a que el gigante asiático sí que “se mantuvo en el juego de la moneda sancionando una mayor depreciación del yuan en un intento de compensar el impacto de las tarifas de los Estados Unidos”. Pero el mercado da por rota la mencionada tregua. ¿por qué?

¿Tercera ronda?

En las últimas semanas el presidente estaodunidense ha sido explícito sobre su deseo de debilitar el dólar estadounidense. Y desde Omega IGF apuntan a que sus ataques directos sobre la FED para que baje tipos hay que entenderlos en esa pretensión. “El mercado trata al dólar atendiendo a quién es el verdadero guardián de su valor, de modo que no es estúpido cuando pone su objetivo en la FED y ataca su independencia”, explican desde la consultora de divisas.

Además, recuerdan que la próxima presidenta del BCE y el actual vicepresidente (Luis de Guindos) “han sido miembros de Gobiernos en áreas económicas, y aunque es muy difícil escucharlo de su propia voz, a pocos se le oculta que un euro débil es de su máximo interés”. “Pocas cosas podrían agitar más ahora a la economía europea que una significativa apreciación del euro. La cuestión es cuánto tiempo tardaremos en que una guerra de divisas se perfile más nítida” apuntan.

Por su parte, Olivia Álvarez, de Monex Europe, recuerda en una entrevista con Dirigentes que algunos analistas “ya comienzan a hablar de que la guerra comercial pase a ser una guerra de divisas”. Asegura que los grandes bloques económicos “están probando a ver quien puede aflojar o debilitar más la moneda (...) Lo que estamos a punto de ver es una guerra entre monedas”, asegura.

De momento, el BCE y el banco de Japón contarían con la misma motivación que en la primera ronda de la guerra de divisas: economía en crisis e inflación por debajo del objetivo. Y EE.UU. debe buscar una palanca para mantener la economía fuerte en las elecciones de 2020, ya que el impulso fiscal de los recortes de impuestos y aumentos de gasto del año pasado se está desvaneciendo. De ahí que desde Pimco no descarten más munición por parte de EE.UU. “Si las tensiones comerciales continúan, y es poco probable que se resuelvan en el corto plazo, el dólar debería ser respaldado aún más por los flujos continuos hacia su valor refugio”. Y la administración Trump “podría querer contrarrestarlo con intervención verbal o real del mercado de divisas”.

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