Es posible que mantenerse optimista en un contexto como el actual sea difícil, pero varios analistas señalan que hay razones para ser positivos con el mercado y su evolución próxima. Aunque también destacan que la incertidumbre sobre cuánto durará la pandemia, cómo se controlará y qué daño hará son factores que tampoco hay que perder […]
Es posible que mantenerse optimista en un contexto como el actual sea difícil, pero varios analistas señalan que hay razones para ser positivos con el mercado y su evolución próxima. Aunque también destacan que la incertidumbre sobre cuánto durará la pandemia, cómo se controlará y qué daño hará son factores que tampoco hay que perder de vista.
En cuanto a la renta variable, “el índice VIX ha bajado de los niveles de hemorragia vistos recientemente, lo que da ciertos indicios de que, aunque queda cierto dolor por sufrir por los mercados, lo peor en la caída de la renta variable podría haber pasado ya. Acertar con el timing de mercado es imposible, pero estamos viendo algunas valoraciones que parecen interesantes. En todo caso, todo esto es sujeto a revisión. Si la pandemia no está bajo control para mayo o junio, entonces nuestras previsiones podrían ser demasiado optimistas”, comenta Dave Lafferty, Chief Market Strategist Natixis Investment Managers.
Estímulos
Los estímulos que han introducido los bancos centrales y los países a través de modificaciones o reformas fiscales son dos pilares que pueden apuntalar la economía y sostenerla ante esta fuerte crisis vírica. “Los paquetes de medidas monetarias de los bancos centrales ya están empezando a funcionar y estamos viendo que se acercan los primeros signos de estabilización”, sostiene Ludovic Colin, Head of global flexible bonds de Vontobel Asset Management. Una visión que también comparte Chris Iggo, CIO Core Investments de la gestora AXA IM, al asegurar que: “la respuesta política ha sido mucho más rápida que en 2008 y el impacto económico podría ser mucho más efímero”.
Muchos analistas e inversores han puesto el foco en señalar las diferencias presentes con las de 2008 para justificar que la recesión que podría producirse en la actualidad no debería ser tan fuerte como la registrada hace ya 12 años. “Ahora no hay presión de financiación sobre el sector bancario. Los bancos están sanos, especialmente en Estados Unidos. Los balances están desapalancados, tienen un acceso casi ilimitado a la financiación a través de las TLTRO (operaciones de refinanciación a más largo plazo) o a través de los servicios de la Reserva Federal de los Estados Unidos”, explica Colin.
Para Víctor Verberk, Director Adjunto de Inversiones y Miembro del Comité Ejecutivo de la gestora holandesa Robeco, la diferencia está en la velocidad de actuación. “A diferencia de lo que sucedió en 2008, esta vez los políticos están comprendiendo mucho más rápido que nos encontramos ante una situación precaria. Sobre todo, porque las grandes empresas y las PYME, al igual que sus propios votantes, están sufriendo. Ahora mismo, se observa una reacción mucho más rápida y parece que se van a adoptar medidas presupuestarias de estímulo. El movimiento se demuestra andando, por supuesto, pero al menos hay alguna noticia positiva.”
Aunque para Verbek ya estamos insertos en una recesión global que no se podrá evitar, confía en una recuperación en forma de ‘V’, lo que hará que la economía tome aire más rápido y no se provoque una crisis tan larga como la registrada la pasada década. “La cadena de suministro global que se ha paralizado por completo volverá a arrancar. Las plantas de fabricación en China ya están volviendo a niveles de producción de entre el 60 y el 80%. Europa y Estados Unidos van por detrás en el calendario del virus, y necesitarán un par de semanas para recuperarse. Pero es probable que la contracción del PIB se revierta en los próximos meses. Después de eso, digamos en el segundo semestre, es cuando comenzarán a verse las consecuencias, y después aparecerá el daño real.”