El mercado de renta variable europea tiene mucho que decir en los próximos meses, y también en el próximo año. De hecho, según Laurent Denize, Global Cio de Oddo BHF, estos activos todavía continúan infravalorados si se compran con otros activos del mercado como la renta fija. Los mercados europeos parecen ir especialmente bien en […]
El mercado de renta variable europea tiene mucho que decir en los próximos meses, y también en el próximo año. De hecho, según Laurent Denize, Global Cio de Oddo BHF, estos activos todavía continúan infravalorados si se compran con otros activos del mercado como la renta fija.
Una vez que la pandemia y los cuellos de botella vayan disipándose, las compañías tendrán menos posibilidades de subir sus precios alegando “escasez”. El verdadero reto está aún por delante con, por un lado, los actores que crean un valor añadido reconocido por los clientes y, por otro, las empresas que sufren el encarecimiento de las materias primas sin flexibilidad en los precios de venta.
En Europa, somos más optimistas que el consenso para 2022. El crecimiento nominal del PIB, ponderado por los países con los que comercian las empresas europeas, podría ser del +8% en 2022. Por lo tanto, creemos que se está infravalorando este apalancamiento operativo. Así, los índices de renta variable de la zona euro podrían seguir avanzando, ayudados por unas ventas y unos beneficios mejores de lo esperado.
Con los rendimientos reales en territorios extremadamente negativos, la rentabilidad de los dividendos que están sólo ligeramente por encima del 2% todavía constituyen una prima de riesgo que está muy por encima de la media histórica.
Por lo tanto, si se piensa que el mercado de bonos tiene razón cuando predice que los rendimientos a corto plazo seguirán siendo negativos o cercanos a 0 durante las próximas décadas en la zona euro, la renta variable sigue estando infravalorada (en comparación con otros activos cotizados), y es uno de los pocos focos donde posicionarse para proteger el capital a largo plazo.
Los impagos deberían mantenerse contenidos, pero los rendimientos a largo plazo pueden fluctuar bastante en el futuro a corto plazo, ya que los inversores intentan calibrar la salida del BCE de los programas de compras emergentes.
En este entorno, la exposición a emisores de menor calificación, pero con vencimientos más cortos, nos parece la mejor oportunidad de riesgo/rendimiento en el universo de la renta fija en euros.
La reestructuración del DAX ha ampliado el universo de inversión en 10 empresas y ha ampliado la profundidad del mercado, lo que debería hacer que el índice sea más atractivo para los inversores y menos propenso a las oscilaciones de los valores individuales.
Después de una rentabilidad significativamente inferior al del conjunto del mercado de la zona euro desde principios de año (Ibex +12%, EuroStoxx +19% a finales de octubre), los índices españoles de gran capitalización presentan ahora valoraciones que están bastante en línea con la media de sus homólogos europeos. Nos gusta el marcado sesgo hacia el sector financiero (que puede comportarse mucho mejor que otros sectores si la rentabilidad aumenta de forma considerable), pero las recientes medidas políticas y la incertidumbre que sigue existiendo sobre el sector de los servicios públicos pueden lastrar un poco más la entrada de extranjeros en la renta variable.
“Deseamos contribuir de forma activa a la transición ecológica”