La transformación digital, el boom de los datos y el uso de la inteligencia artificial están cambiando el mundo. Y el de la inversión no iba a estar ajeno. Los primeros robo advisors comenzaban a operar en EE.UU. tras la crisis originada en 2008 pero no sería hasta años después cuando la idea comenzaba a […]
La transformación digital, el boom de los datos y el uso de la inteligencia artificial están cambiando el mundo. Y el de la inversión no iba a estar ajeno. Los primeros robo advisors comenzaban a operar en EE.UU. tras la crisis originada en 2008 pero no sería hasta años después cuando la idea comenzaba a fraguar en nuestro país. Aunque según el informe VOICES de AXA Investments Managers, sólo un 4% de los inversores españoles los utiliza hoy en día y únicamente un 13 % afirma que los usará en un futuro, no se cuestiona su utilidad, no se ven como una moda, sino todo lo contrario: se observan como un modelo de inversión que ha venido para quedarse. Cuestión diferente será ver qué porcentaje del negocio son capaces de arañar a la gestión activa y al asesoramiento que se ha hecho hasta el momento en nuestro país.
¿Cómo funcionan?
La transformación digital en la industria de los fondos de inversión es una de las claves del auge de los robo advisors. Los ciudadanos compramos, comparamos y nos informamos cada vez más a través del escaparate online. Y los inversores también. Los gestores automatizados surgidos en España en los últimos años se apoyan en ello y permiten una contratación rápida y sencilla. Y esa facilidad es una de las razones de su éxito. “Nosotros tenemos un proceso de alta, seguimiento y operativa 100 por cien digital, sin papeleos. Eso es innovar”, señala Giorgio Semenzato, CEO de Finizens. Y otros del sector también subrayan este aspecto como uno de los principales puntos de su carta de presentación.
Por lo general, una vez que el usuario realiza el proceso de alta en la página web del robo advisor, se lleva a cabo un test de idoneidad para determinar a qué perfil de inversor responde, de manera que se le pueda ofrecer la cartera de fondos que más le encaje. Carteras definidas de forma previa mediante un algoritmo. Semenzato destaca que en Finizens cuentan con cinco perfiles distintos. “Nos parece una cantidad adecuada para que se maximice el compromiso del cliente con la inversión y la transparencia de la información. Tener demasiados creemos que no aportan valor”, señala.
A partir de ahí, se contrata con el gestor automatizado esa cartera que se ha diseñado para ese perfil concreto, aunque no en todos los casos. “El cliente contrata con nosotros directamente de principio a fin porque somos una agencia de valores, pero el dinero no está depositado aquí”, asegura Asier Uribeechebarria, CEO y fundador de Finanbest. “Nosotros tenemos carteras de fondos y de planes de pensiones. Los primeros están depositados en BNP Paribas y los segundos en el Banco Santander”, subraya.
Sin embargo, la propuesta de otros como Feelcapital no incluye la contratación. “Nosotros solo somos asesores. Nuestra diferencia frente a los demás robo advisors es que usamos algoritmos para configurar cada cartera individual de cada inversor, no asignamos una cartera configurada en función de un perfil”, apunta Antonio Banda, CEO de esta plataforma. Luego es cada cliente el que tiene que dirigirse a su entidad o intermediario para ejecutar la suscripción de cada producto con el peso aconsejado y, una vez llevado a cabo, “le hacemos el seguimiento diario de la cartera”, aclara.
Rentabilidad y ahorro de costes
Las dos grandes bazas de la gestión automatizada son el ahorro de costes y la rentabilidad. Y aquí se dispara el viejo debate en torno a la gestión pasiva frente a la activa. “Menos costes implica sí o sí más rentabilidad”, asegura Unai Ansejo, fundador y CEO de Indexa Capital, robo advisor que sólo trabaja con fondos indexados en sus carteras de fondos. “Y no porque lo digamos nosotros. Hay muchísimos estudios que lo constatan en España y a nivel global, en todas las épocas de mercado”. Además, recuerda que los tres años de historia con los que cuenta el gestor automatizado permiten demostrar que “una cartera media de 50% acciones-50% bonos ha obtenido en Indexa desde que nos lanzamos en diciembre de 2015 un 15% de rentabilidad acumulada, es decir, en torno a un 5% anual”. En cambio –prosigue- “la cartera media de fondos españoles de gestión activa ha tenido sólo un 3% acumulado, es decir, un 1% anual. Ha habido un 4% de diferencia anual con menos costes”, concluye.
Finizens solo trabaja con gestión pasiva. “Todo son fondos indexados de Vanguard y uno de Amundi y a todos nuestros clientes les damos acceso a la clase institucional sin discriminar en función del capital invertido”, subraya su consejero delegado. Feelcapital no excluye ninguno pero utiliza principalmente fondos de gestión activa porque “consideramos que dan valor añadido y los que seleccionamos no tienen un coste muy diferencial con la gestión pasiva”, apunta Antonio Banda. Y otras alternativas como Finanbest defienden que el modelo correcto es construir carteras con una combinación de fondos pasivos para determinados mercados y fondos activos para otros. “Si solo cogemos uno de ellos generas carteras ineficientes”, opina Uribeechebarria.
Evolución de los robo advisors
Al mismo tiempo que algunos robo advisors tratan de enfocarse en un público de patrimonio consolidado y cuentan con mínimos de inversión de 10.000 euros y un servicio de banca privada, caso de Finizens, comienzan a surgir otras alternativas específicas denominadas Wealthech. Es el caso de Fintup, cuyo Ceo y co-fundador, Pedro Perelló, explica que “quieren democratizar la banca privada para que capitales inferiores a 300.000 euros puedan disponer de un asesor personal que les guíe hacia una inversión eficiente y diversificada”.
Pero no es el único movimiento. Desde la idea inicial de los robo advisor estamos viendo ya mucha evolución, muchas propuestas añadidas. Algunos han creado fondos o planes de pensiones propios, de manera individual o en alianza con otras entidades. Pero el desarrollo no se ha quedado ahí. “Nosotros somos pioneros en ofrecer carteras temáticas en ISR o value (…) o en incorporar un servicio de optimización fiscal inteligente en las carteras”, subraya Jordi Mercader, consejero delegado de InbestMe. Y añade que, además de carteras indexadas, “ofrecemos un servicio soportado por un modelo algorítmico que permite adaptar las carteras a la situación de mercado”.
Y la banca no es ajena a todo el apogeo de esta nueva forma de inversión. Ejemplos serían My Investor de Andbank, Smart Money de Caixa Bank, que ya cuenta con más de 6.800 carteras por un importe de 35 millones de euros, o Popcoin de Bankinter. Según explica Blanca Núñez, su responsable de cuenta, “Popcoin ha nacido para cubrir las demandas crecientes de los inversores digitales, de todos, puesto que no es necesario que sean clientes de Bankinter para contratar una cartera de fondos en nuestro robo advisor”.
En el mundo ya operan más de 100 robo advisors y algunos gurús apuntan a que en 2025 gestionarán entre el 20-25% de todo el dinero. En España está por ver qué peso adquiere con el tiempo la gestión automatizada, pero los objetivos de captación de clientes son ambiciosos. “Nuestro propósito es llegar a 200.000 clientes y eso representa solo un 0,10% de los 10 millones de partícipes en fondos en España. Hay mucho hueco si te comparas con lo que ocurre en el resto de Europa”, asegura Antonio Banda. “Aquí hay muchas agencias de valores, muchas sociedades de inversión y también nuevas gestoras independientes que han encontrado su sitio”, destacan desde Finanbest. Había necesidad de cambio en la gestión de los ahorros y necesidad de que llegase la digitalización. También de que escalase terreno la gestión independiente. Es decir, tiene sentido este modelo de gestión automatizada y deben existir distintos jugadores. El número de los que queden al final dependerá de cómo lo hagan.