El metal dorado es uno de los activos refugio por excelencia y lo está volviendo a demostrar durante la crisis causada por el Covid-19. Además del temor de los inversores, las políticas expansivas de los bancos centrales han sido una de las causantes de las subidas de esta manteria prima. Para Daniel Lacalle, economista jefe […]
El metal dorado es uno de los activos refugio por excelencia y lo está volviendo a demostrar durante la crisis causada por el Covid-19. Además del temor de los inversores, las políticas expansivas de los bancos centrales han sido una de las causantes de las subidas de esta manteria prima. Para Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis, el oro es uno de los activos que hay que tener en cartera porque “está descorrelacionado de la renta fija y de la renta variable”. Pero no solo eso, “cuanto más aumentan los bancos centrales la masa monetaria, más oro tienen que comprar”. Por tanto, la expansión actual hace que la demanda del metal también aumente. A esto hay que sumar que en los países emergentes donde la inflación es alta “la única manera que tiene de proteger el valor del dinero es comprando oro”.
Por su parte, los experto de Lombard Odier, considera que la combinación del paso de bonos del gobierno con rentabilidades bajas a negativas, un debilitamiento del dólar americano y, lo más importante, un acomodamiento masivo del Banco Central apoya la demanda financiera. “Esta relación entre el oro y los rendimientos reales se ha mantenido durante la última década y las recientes intervenciones del banco central han reforzado los argumentos a favor de mantener el oro como herramienta de diversificación en las carteras. Además, según los inversores vayan considerando las consecuencias a largo plazo de la pandemia, es probable que se fijen más en su exposición a la deuda soberana y en la solvencia de los gobiernos endeudados. Esto aumenta aún más el atractivo del oro, que aunque no produce ingresos y es costoso de almacenar, no conlleva ningún riesgo de crédito”, aseguran.
Los inversores aumentaron las compras de oro durante la pandemia. En la primera mitad de 2020, los ETF compraron una cantidad récord de 734 toneladas de oro, por valor de unos 39.500 millones de dólares, lo que supone un incremento del 600% con respecto al mismo período de hace un año y más que cualquier otro año completo de la historia, según los datos del Consejo Mundial del Oro.
Los bancos centrales modificaron su tendencia de 20 años de ventas netas de oro a raíz de la crisis financiera en 2010 y, desde entonces, han seguido siendo los principales compradores, representando alrededor del 45% de la oferta minera en los seis meses anteriores a junio. Aun así, los bancos centrales han reducido sus compras este año desde los niveles récord de 2018 y 2019, en parte porque Rusia detuvo las compras en abril.