En un contexto de tipos bajos y alta inflación, se hace más necesario que nunca tener un buen enfoque a la hora de invertir. Hablamos con Alejandro Nieto, autor del libro ‘Inversión en Tiempos de Tipos Bajos’ y coordinador de ‘El Blog Salmón’, que nos cuenta en qué tipo de mercado nos movemos y nos […]
En un contexto de tipos bajos y alta inflación, se hace más necesario que nunca tener un buen enfoque a la hora de invertir. Hablamos con Alejandro Nieto, autor del libro ‘Inversión en Tiempos de Tipos Bajos’ y coordinador de ‘El Blog Salmón’, que nos cuenta en qué tipo de mercado nos movemos y nos aporta importantes consejos de inversión.
Si la estrategia de inversión es a corto plazo, es prácticamente imposible lograr una rentabilidad positiva después de la inflación sin asumir riesgos excesivos. Sin embargo, si la inversión es a largo plazo todavía hay expectativas de obtener rentabilidades interesantes invirtiendo en renta variable. Es cierto que en la renta variable hay volatilidad, pero en el largo plazo la historia nos dice que siempre renta positivamente, siempre que esté bien diversificada y no estemos a merced de riesgos de ciertas acciones individuales.
Un día me topé con una estadística que me dejó muy sorprendido: los españoles teníamos más dinero invertido en productos sin rentabilidad (cuentas y depósitos) que en inversiones que al menos buscan algo de rentabilidad (bolsa, fondos, seguros y planes de pensiones). Me pareció un sinsentido. La clásica aversión española a las inversiones en renta variable pueden dar sus frutos en un entorno de tipos medios o altos, pero en este contexto de tipos bajos los hábitos financieros deben cambiar o estamos perdiendo dinero.
Por tanto me puse manos a la obra para intentar transmitir que la renta variable no es sinónimo de riesgo. Es cierto que hay volatilidad pero todos los estudios indican que a la larga la renta variable es rentable y es capaz de superar la inflación.
Lo principal es exponerse lo más posible a la renta variable, de una forma diversificada y siempre que estemos pensando en largo plazo; invertir a menos de tres años vista es asumir riesgo. Invertir directamente en bolsa es una posibilidad, pero lograr diversificar bien exige estar muy encima del mercado. Lo mejor es delegar en un fondo de inversión y si no confiamos en algún equipo gestor, confiar en la indexación: no batiremos al mercado pero tampoco quedaremos por debajo y los costes de esta estrategia son mínimos.
Es difícil hacer predicciones. Tradicionalmente las subidas de tipos afectan negativamente a la renta variable, pero lo cierto es que hay sectores que lo hacen mejor en un contexto de tipos más altos (como la banca o los seguros). Lo cierto es que la renta variable se hará algo menos interesante y la renta fija más, pero no variaría la estrategia significativamente: todo lo que sea capital no necesario a corto plazo iría a renta variable y lo que sea necesario a corto plazo quizá encuentre algún destino más atractivo, como depósitos que ofrezcan algo de rentabilidad o renta fija.
Igual que en la pregunta anterior, es complicado hacer predicciones. No cambiaría la estrategia. De hecho está demostrado que intentar hacer market timing es un error. Los que simplemente hacen aportaciones a sus inversiones según disponen de capital rinden mejor que los que acumulan buscando el momento exacto de hacerla.
En este momento de incertidumbre seguiría apostando por inversiones indexadas. Proporcionan una diversificación suficiente ante descalabros puntuales de ciertas empresas a las que no les siente bien la nueva política monetaria y evita tener que adivinar cuáles son los sectores que van a hacerlo bien o mal ante la incógnita que es lo fuerte que van a actuar los bancos centrales.
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