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¿Qué puede hacer un inversor frente al complejo escenario que se presenta en 2022?

2022 se presenta como un año de grandes incertidumbres económicas debido a las decisiones que puedan tomar los bancos centrales, a la inflación y al crecimiento económico. El telón de fondo es el de una inflación en máximos de los últimos 30 años, en Estados Unidos ya ha superado el 6,2% y en España el […]

27 dic 2021

2022 se presenta como un año de grandes incertidumbres económicas debido a las decisiones que puedan tomar los bancos centrales, a la inflación y al crecimiento económico. El telón de fondo es el de una inflación en máximos de los últimos 30 años, en Estados Unidos ya ha superado el 6,2% y en España el 5,5%; los tipos de interés en el entorno del 0% con los programas de compras de activos vigentes y la Reserva Federal junto con el Banco Central Europeo adquiriendo más de 100.000 millones mensuales; y un crecimiento económico ralentizándose por los cuellos de botella en las cadenas de suministro.

Este escenario presenta riesgos para los inversores y para el mercado en general, ya que el próximo año será decisivo en cuanto a la política monetaria, la inflación y la recuperación económica tras la pandemia. El consenso de mercado espera que en la segunda mitad del año la inflación vaya moderándose, la oferta y la demanda estabilizándose y el crecimiento recuperándose. De igual manera, también se espera una finalización del tapering antes de verano y una subida de los tipos de interés en el tercer trimestre del año. Pero, todo podría cambiar en función de cuáles vayan siendo los datos sobre el crecimiento de los precios. Ya que, aunque la Fed se ha mostrado paciente hasta ahora, el mercado no descarta que pueda acelerar el tapering y subir los tipos antes de tiempo si la inflación sigue tan elevada como hasta ahora.

Hasta hace no mucho el discurso que se ha mantenido es el de la transitoriedad de la inflación debido a factores de carácter temporal como la subida de los precios de la energía y de las materias primas, así como los cuellos de botella en la cadena de suministros de las empresas a nivel global. “Sin embargo, hemos visto como la inflación muestra señales de persistencia y muchos hablan de una inflación estructural a largo plazo. Lo cierto es que los márgenes de actuación de los Bancos Centrales se han estrechado mucho en los últimos meses y ahora mismo cualquier error a la hora de aplicar políticas monetarias más restrictivas puede causar un empeoramiento significativo de la economía”, comenta José Miguel Fernández, responsable de Renta Variable de Beka Finance Private Banking.

Ante esto, ¿qué deben hacer los inversores?

Como se puede percibir, el próximo año se presenta como volátil y arriesgado. Pero, debido a la alta inflación, los inversores deben refugiarse más que nunca en el mercado para lograr mantener el poder adquisitivo de su dinero. A pesar de que hay riesgos, también hay oportunidades y sectores en los que refugiarse de la tormenta que se puede generar en los próximos meses. “Creemos que 2022 será un año de stock picking, y no tanto de acertar un determinado segmento del mercado. Se tratará, pues, de ser muy selectivo, y encontrar las mejores oportunidades disponibles, a valoraciones adecuadas, estén bajo la etiqueta que estén”, comenta David Macià, CFA, director de Inversiones y Estrategia de Mercados de Crèdit Andorrà Asset Management.

Para Alex Tedder, responsable de renta variable global de Schroders, “existen claros riesgos para la renta variable el próximo año, especialmente porque las valoraciones son relativamente elevadas (sobre todo en EE.UU.). La vieja máxima de que los mercados alcistas no mueren de viejos parece cumplirse en la actualidad”, asegura. Aunque, el experto explica que también es factible que las empresas sean capaces de superar los próximos 12 meses repercutiendo los precios más altos a los consumidores, “cuyas finanzas domésticas están en su mayoría en buena forma y que pueden encontrar tolerable una subida de precios del 5% para los bienes de consumo a medida que aumentan los salarios”, agrega.

¿Hacia dónde pueden mirar los inversores?

Con este escenario base, la pregunta es hacia dónde pueden o deben mirar los inversores para encontrar valor y refugiarse el próximo año. Lo cierto es que, según los expertos, algunos sectores pueden resultar especialmente atractivos por sus características. 

“Pensamos que lo más adecuado en estos momentos es tener un sesgo hacia sectores procíclicos con un sesgo value. Los sectores más interesantes según este criterio son el sector financiero, con preferencia hacia los bancos y el sector de energía. Adicionalmente, nos gustan las compañías mineras dentro del sector de Materiales. Por último, el sector de Salud, especialmente las compañías farmacéuticas, a pesar de ser un sector más defensivo muestra valoraciones por debajo de sus medias históricas, así como unas expectativas de crecimiento en beneficios que lo hace atractivo”, asegura Fernández.

Unos sectores que también destaca Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier Private Bank, ya que considera que “las tendencias empresariales deberían apoyar a los valores del sector de la energía, las finanzas y los fabricantes de automóviles, así como a los cíclicos de los sectores industrial y de materiales. Estos estilos de renta variable, además de los valores de pequeña capitalización, siguen teniendo una valoración atractiva, y es probable que el crecimiento mundial todavía fuerte les permita obtener mejores resultados”.

Los beneficios empresariales, empujan la renta variable

A pesar de que la situación de mercado puede ser volátil el próximo año, lo cierto es que también hay datos que impulsan la renta variable, como son los beneficios empresariales. Las empresas estadounidenses del S&P 500, por ejemplo, van camino de alcanzar de media los 225 dólares por acción de beneficios en 2021, lo que supone un aumento del 65% respecto a 2020. “Para el sector empresarial, los ingresos son sólidos. Incluso con los problemas de suministro, la temporada de resultados del tercer trimestre ha mostrados mejores cifras de lo que se preveía. El sector financiero, el tecnológico y el de la salud han impulsado el panorama hasta el momento, pero para el mercado en su conjunto esto ha sido suficiente para generar nuevos máximos en el índice”, asegura Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Managers.

Sin embargo, esto no hace que 2022 vaya a ser un año positivo, ya que habrá elementos a considerar. “El hecho de que los beneficios hayan sido tan buenos en 2021 hace que sea muy probable que en 2022 surjan retos importantes. No sólo los márgenes estadounidenses vuelven a estar en máximos históricos, sino que el impacto total del aumento de los costes de los insumos (inputs) aún no se ha dejado sentir. Con un mercado laboral ajustado compitiendo por los trabajadores cualificados en múltiples industrias, habrá más presión sobre los márgenes, especialmente en el sector de los servicios. Todo ello se traduce en un entorno que complica aún más la obtención de rentabilidad”, explica Tedder.

En cuanto a cómo le puede afectar las posibles subidas de tipos a los beneficios, “si continúan creciendo los beneficios como pensamos, la subida de tipos puede resultar neutral mientras no sea explosiva en el tiempo e intensidad. En este sentido, volvemos a leer el mercado caso a caso”, comenta Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada.

¿Y la tecnología?

El sector tecnológico ha sido el gran ganador hasta el momento, pero también el que más se ha resentido este año cuando aparecían los datos de inflación. “El sector tecnológico ha demostrado que sus escépticos están equivocados durante muchos años y puede seguir haciéndolo si continúa innovando. Sin embargo, una subida de tipos más rápida de lo previsto por parte de los bancos centrales podría suponer un contratiempo en el camino”, comenta Mobeen Tahir, Associate Director, Macroeconomic Research, WisdomTree.

Si bien una subida de tipos más temprana de lo esperado puede generar turbulencias dentro de la renta variable de este sector, “vemos que las empresas tecnológicas se encuentran en estos momentos ante grandes oportunidades ya que se está produciendo una revolución en numerosos campos tecnológicos como son la inteligencia artificial y la robótica, la transición energética con la inversión en el desarrollo de nuevas tecnologías como el vehículo eléctrico o las biotecnologías, etc. Este viento a favor hace que invertir en el sector de tecnología siempre sea visto como una oportunidad”, comenta el responsable de renta variable de Beka Finance.

Un argumento importante que puede hacer que algunas compañías tecnológicas sean una buena oportunidad es, precisamente, el poder de fijación de precios que tienen en el mercado. “Empresas de software como Microsoft o Adobe, que proporcionan herramientas esenciales a empresas, gobiernos y hogares, están en una posición privilegiada porque pueden aumentar sus tarifas de suscripción anual cada año”, añade el experto de Schroders.

La renta fija

Probablemente, la renta fija sea uno de los activos más dañados debido a la política monetaria, y parece que se mantendrán así el próximo año. “Las inversiones en tipos de interés están perdiendo visiblemente su papel como herramienta de diversificación para las inversiones en renta variable. Su función de amortiguación durante los retrocesos del mercado de renta variable se ha reducido considerablemente. Los inversores deben buscar otras clases de activos para controlar el riesgo en una cartera y estar preparados para las sorpresas”, comentan desde la gestora DWS.

Sin embargo, dentro del mercado de crédito “unos niveles elevados de inflación y rendimientos reales no tienen por qué ser malos para el crédito ya que típicamente son indicativos de expansión económica”, asegura Jim Cielinsky, responsable global de renta fija de Janus Henderson. El experto explica que en un entorno de crédito en fase de mejora compatible con una contracción de los diferenciales puede actuar como amortiguador de la presión alcista sobre los rendimientos. En este sentido, un análisis de Morgan Stanley en el que se comparó el excedente de rentabilidad en el segmento investment grade y high yield estadounidense bajo diferentes condiciones, “concluyó que unos niveles de inflación al alza eran típicamente positivos para la rentabilidad, mientras que producían resultados más ambiguos sobre los rendimientos reales”, asegura.

Con este escenario dibujado, lo que se puede extraer es que en 2022, más que apostar por un sector o una región en concreto, los inversores deberán realizar un análisis más individualizado en busca de compañías concretas que puedan beneficiarse, o al menos combatir, un entorno inflacionario.

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