La temporada de presentación de resultados empresariales siempre es clave en el mercado, pero en esta ocasión lo es todavía más. El motivo no es otro que el impacto de la alta inflación y de la guerra de Ucrania en las cuentas de las compañías. Y es que, las empresas cotizadas presentarán sus balances que comprenden […]
La temporada de presentación de resultados empresariales siempre es clave en el mercado, pero en esta ocasión lo es todavía más. El motivo no es otro que el impacto de la alta inflación y de la guerra de Ucrania en las cuentas de las compañías. Y es que, las empresas cotizadas presentarán sus balances que comprenden el desempeño entre el 1 de abril y el 30 de junio. Lo cual dejará ver cómo están comportándose los consumidores y las empresas a la hora de gestionar la alta inflación y la guerra. Pero, sobre todo, será fundamental para calibrar más certeramente el riesgo de recesión en los próximos 18 meses.
“Los resultados del segundo trimestre serán reveladores. Durante el periodo de abril a junio vimos un aumento masivo en los precios del petróleo y otras materias primas, salarios en aumento cada mes, incrementos en los tipos de interés y un sin fin de cuellos de botella continuos en la cadena de suministro que suben los costes y complejidad a las operaciones diarias”, apunta Darío García, analista de XTB.
Lo que se espera por parte del consenso de mercado es un aumento de los ingresos de un 10,3% interanual. Al mismo tiempo que el beneficio por acción (BPA) debería de aumentar un 5,5%. Aunque son cifras positivas, significarían una reducción alta del margen de beneficios que suele darse en el S&P 500.
Por otro lado, no solamente será importante las cifras comunes, sino también los sectores. Ya que el crecimiento no será, ni mucho menos, equitativo. Se espera que en las empresas más cíclicas como las energéticas y las que más exposición tienen al mercado de las materias primas aumenten los ingresos un 23% y hagan lo propio con el BPA situándolo en un +51,7%. Sin embargo, en las empresas no cíclicas, donde se encuentran las tecnológicas, se vería un aumento de los ingresos del 4,5% y una reducción del BPA del 1,1%.
En general, para el conjunto de mercado los beneficios de las empresas han sido un punto de luz poco frecuente y crucial en medio del pesimismo del mercado este año, haciendo caso omiso de la inflación creciente y los riesgos de recesión. Las previsiones de crecimiento de los beneficios para el segundo trimestre son del 5% en EE.UU., del 20% en Europa y del 30% en el Reino Unido con respecto al año pasado, lideradas por los valores energéticos.
Mirando más a largo plazo, y teniendo en cuenta esos riesgos crecientes de inflación, Wolf von Rotberg, estratega de renta variable en J. Safra Sarasin SAM, asegura que “el consenso sigue suponiendo que los beneficios (BPA a 12 meses) aumentarán en torno a un 4% hasta finales de año, nuestra hipótesis para 2023 se situaría en torno a un 9% por debajo del consenso”, asegura.
Aunque, en este mismo sentido, el experto asegura que si tenemos en cuenta las recesiones pasadas, una contracción de los beneficios del 20% o más no sería de extrañar. “Asimismo, teniendo en cuenta que los beneficios han subido un 68% en los dos últimos años (antes de que la pandemia afectara a las perspectivas de beneficios), la caída también podría ser incluso mayor. Aunque el potencial de reducción de los beneficios es cada vez mayor, una reversión parcial de la subida de los tipos debería ayudar a limitar la caída de las valoraciones en los próximos meses”, concluye von Rotberg.