Las microfinanzas es ese tipo de inversión que se caracteriza por apoyar a personas sin recursos de países emergentes a crear un negocio y proporciona a los inversores una rentabilidad regular que no está correlacionado ni con la renta variable, ni con la renta fija. El concepto de esta inversión lo idea en los años […]
Las microfinanzas es ese tipo de inversión que se caracteriza por apoyar a personas sin recursos de países emergentes a crear un negocio y proporciona a los inversores una rentabilidad regular que no está correlacionado ni con la renta variable, ni con la renta fija.
El concepto de esta inversión lo idea en los años 70 Muhammad Yunus, fundador del Banco Grameen, y que recibió el Premio Nobel de la Paz por su concepto de microcréditos en 2006. De hecho según los exertos, las microfinanzas significan “banca para los no bancarizados”.
De esta forma, los fondos de esta forma alternativa de inversión, los fondos de microfinanzas, aunque no son demasiado conocidos, sí que se han hecho algo más populares entre los inversores en los últimos años, complementando las acciones, los bonos, los bienes inmuebles, los metales preciosos y las materias primas.
De hecho, y tal y como explica Martin Cech, gestor de la estrategia Erste Responsible Microfinance, estos fondos invierten en microcréditos que ayudan a las personas de los países emergentes a asegurar su subsistencia y al mismo tiempo, pagan un rendimiento.
“El dinero se destina a personas que no tienen calificación crediticia pero sí una idea de negocio. Estas ideas pueden ser de cualquier tipo de negocio, por ejemplo, artesanía, agricultura, turismo o servicios. En muchos casos, los clientes de microfinanzas tienen más de un negocio, por así decirlo. Las microfinanzas no son una donación; apoya la lucha contra la pobreza”, matiza Cech, que añade: “Da a las personas la oportunidad de una vida mejor y, al mismo tiempo, proporciona una rentabilidad estable para los inversores. La estrategia hace ambas cosas: hace un mundo un poco mejor con las microfinanzas, al tiempo que gana dinero”.
Se trata por tanto de un tipo de inversión de impacto, que es aquella que pretende generar efectos sociales y medioambientales positivos y medibles, además de un rendimiento financiero. “El creciente mercado de inversiones de impacto está canalizando el capital hacia los retos más acuciantes en ámbitos como las energías renovables, la protección del clima, las microfinanzas y los servicios básicos asequibles y accesibles, tales como la vivienda, la sanidad y la educación”, declaran desde la gestora.
Así, y pese a que el principal inconveniente que nos podemos encontrar al invertir en este tipo de fondos es que tienen una liquidez limitada, al igual que otras mociones de inversión alternativa, desde Erste Asset Management ponen el ejemplo de sus buenos números con el fondo Erste Responsible Microfinance.
El fondo, según la propia gestora clasificado como de impacto y en el artículo 9 según el Reglamento (UE), fue lanzado en enero de 2010, ha logrado desde entonces ha logrado una rentabilidad acumulada del 25,28% (a 28 de febrero de 2022; fuente: FMP), es decir, un +1,88% anual. Además, concretan que el ondo ha logrado rentabilidades mensuales positivas a lo largo de 2022 y que en los últimos meses la volatilidad ha sido sólo del 1,31%.
“Las regiones de mayor peso en el fondo son el sur y el sudeste de Asia (21,4%), seguidas de Asia Central (17,2%), América Central (13,0%) y América del Sur (12,1%). Mientrás que el África Subsahariana representa el 5,6%”, explican desde la gestora.
Fuente: Erste Asset Management
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