Tal y como señalas en tu libro ‘Cryto Jungla’, el mundo de los tokens digitales es una revolución, ¿por qué? La revolución ha nacido con Bitcoin, una blockchain donde es posible intercambiar valor entre personas de manera fácil, siendo el token el “objeto”, la moneda, que se intercambia. Años después nació Ethereum de la idea de […]
| 02 ene 2022
La revolución ha nacido con Bitcoin, una blockchain donde es posible intercambiar valor entre personas de manera fácil, siendo el token el “objeto”, la moneda, que se intercambia. Años después nació Ethereum de la idea de Vitálik Buterin, otra blockchain desarrollada a partir de la primera y que permite el intercambio de estos token, pero esta vez programables con smart contract.
Este token puede ser programado como si fuera una obra de arte, un terreno de real state, la subscripción a un periódico como el Times o cualquier otra cosa, se puede programar de manera infinita.
Esto ha dado pie al uso de la blockchain en todo tipo de industria ya que permite romper la burocracia, la necesidad de tener un tercero intermediario que ejecute por ejemplo estos contratos. Cuando intercambio un token no fungible se activa el smart contract, como por ejemplo una compraventa, todo sucede de forma automática y preprogramada. Nadie puede modificarlo, nadie puede intervenir en ello. Obviamente esto crea un sistema mucho más sencillo, mucho más inmediato para las transacciones. Y transparente, porque todo movimiento es público y accesible.
En la práctica se ha inventado “la rueda”, un acelerador de transacciones que facilita todo. Todo lo que es intercambio de valor entre personas está facilitado por la blockchain y los token digitales.
En el libro identifiqué dos principales logros del fenómeno crypto. El primero es la “multiplicación del valor”. El sistema crypto crea valor donde hasta ahora en el sistema actual no era posible. Y el segundo es la “redistribución de este valor”. Estas son las dos macro ventajas más importantes para el progreso de nuestra sociedad.
Ahora mismo estamos viviendo en un sistema que es verticista y jerárquico, donde una oligarquía decide todo y para todos. Este es nuestro esquema. Todas las corporaciones y toda la organización hasta ahora han funcionado con un sistema piramidal donde el ápice de la pirámide decide. En el caso de la corporación este esquema es aún más radical, es casi militar, donde la oligarquía del board, del consejo de administración, no se elige por votación popular y decide de manera completamente independiente. ¿Cuál es el problema de este sistema? Que las necesidades de pocos no son las necesidades de la multitud. El sistema actual además fomenta una extrema polarización donde a pesar de tener un enorme progreso tecnológico todo el mundo trabaja cada vez más y el 1% gana como el 99%. Tenemos un sistema que fundamentalmente es desequilibrado y está acarreando problemas concretos evidentes como la inflación, la pérdida de poder adquisitivo, la depresión, la bajada de la calidad de la vida o el empobrecimiento económico y cultural de la gente.
Con el sistema actual están cerrando universidades humanistas en todo el mundo, un ejemplo clamoroso es Madrid, donde Filosofía en la Complutense, que tenía mucho prestigio, ha cerrado como facultad independiente, absorbida por Filología porque el productivismo entiende solo de producción.
El objetivo actual es la producción con un crecimiento continuo, exponencial, que lleva consigo un aumento del depauperamiento de los recursos que tenemos. Un sistema cuya escalabilidad va en detrimento de la calidad de la vida de la extrema mayoría de la gente, de la casi totalidad de la gente. Incluso en nuestro mundo occidental. La clase media sufre un empobrecimiento constante, degradante, crítico.
Otro ejemplo. En el sistema actual si quiero emprender tengo que pedir dinero a un banco y los esquemas de préstamo son muy férreos. O tienes unas características determinadas o dinero no vas a recibir. No se puede emprender en lo que sea en el mundo actual. En el mundo crypto sí, porque la burocracia, el intermediario, no existen. Un proyecto, el más disparatado, el más útil pero no productivista, el más social o el más antropológico pueden prosperar porque la conexión con quien te va a dar el dinero es inmediata. En estos últimos años, desde el nacimiento de Ethereum hasta hoy, este sistema ha funcionado. Están naciendo proyectos muy distintos, por ahora muy ingenieriles y digitales, pero proyectos incluso “absurdos”, como los Axie Infinity por poner un ejemplo, que se demuestra un fenómeno muy interesante. Están floreciendo todo tipo de proyectos no subvencionados por fondos de un banco o un Estado.
Así ha nacido una nueva economía que se ha convertido en la más grande del mundo en 2021, sin necesidad de pedir dinero al banco. Sin entrar en el esquema que el banco te marca como único y necesario. Esto es increíble.
El pueblo crypto se está uniendo para crear otro tipo de esquema, otro tipo de sistema, otro tipo de economía mucho más extendida, global, sin fronteras, heterogénea, donde hay objetivos de todo tipo.
La segunda gran ventaja de este ecosistema crypto es la redistribución de este valor. En el mundo crypto el sistema predominante es el conocido como DAO, Decentralized Autonomous Organization, un sistema de organización descentralizada. Un sistema donde se reparten tanto la responsabilidad en la toma de decisiones como los beneficios. Cualquier persona que tenga un móvil y una conexión a Internet puede invertir, colaborar, adquirir los token de governance de cualquier proyecto participando en el futuro y el progreso del mismo, votando pero además obteniendo los beneficios del proyecto en sí.
Que con el tiempo se replique el esquema del sistema actual, pero utilizando una herramienta muchísimo más potente. Que se repliquen y se amplifiquen los errores. Es improbable, porque los centenares de millones de personas en todo el mundo que están creando este nuevo mundo están determinados en el cambio, están creando un sistema de reacción al actual, es la respuesta de los Millenials al mundo de los Baby Boomers. Son personas muy formadas y sobre todo es un movimiento con gran potencia económica.
Otro problema es que una vez más todo está en mano de técnicos, mentes muy brillantes pero no hay una corriente humanista que tenga en cuenta variables que no sean solo el resolver problemas y encontrar soluciones prácticas. Los humanistas deberían participar con fuerza ahora que este mundo se está gestando.
El mundo crypto es muy probable que crezca exponencialmente en todos los sentidos. Como inversión y como cambio de paradigma.
La opinión pública entenderá las ventajas de este sistema. Es evidente que todo el mundo que entiende este nuevo mundo se queda dentro. Hasta los bancos. Entrará en las instituciones, en el esquema social. Es muy probable que veamos esta estructura descentralizada en la política, en el Estado, en la construcción de sus poderes, en la relación con los ciudadanos. Que se nos dé la posibilidad de participar de manera más directa en las decisiones colectivas.
Los ciudadanos estarán también cada vez más acostumbrados a la educación financiera, donde hoy en día hay un gran agujero y un filtro enorme. A los ciudadanos se los trata como estúpidos, sin información ni herramientas. Sin olvidar también el filtro geopolítico, los dos tercios de la población mundial que ahora mismo no tienen acceso a un banco y que a partir de ahora con un móvil y una conexión a Internet son capaces de participar en el sistema financiero global.
Cada vez que los inversores del mundo se dan cuenta de la verdadera naturaleza de este nuevo mundo, entran con entusiasmo. Cada vez más personas se darán cuenta que en el mundo crypto cuando inviertes es porque crees en los proyectos, no porque pones el dinero en una tragaperras. Es muy probable que esto atraiga cada vez a más personas y bitcoin y las millares de cryptomonedas que representan proyectos interesantes crecerán y no tendrán el problema de la inflación como en el caso del dinero fiat. Esto para los inversores podría significar un potencial crecimiento exponencial de sus inversiones.
Estudiar. No saber con certidumbre lo que se está haciendo en cada click es una mala idea que puede llevar a muy malas experiencias. Es como si estuviéramos frente a la tabla de mezclas de un ingeniero de sonido lleno de botones. Infinitos. Sin estudiar no es posible entrar en un mundo lleno de variables.
Para la parte práctica hay infinidad de guías y ayudas. Y no olvidemos que existen también intermediarios, como tiendas físicas u online que realizan las compraventas por ti a cambio de una cierta comisión. Esto corrompe la base revolucionaria sin intermediarios del mundo crypto, pero es una ayuda para quienes quieren iniciarse y necesitan o prefieren la ayuda de un tercero.
Los turistas del mundo crypto son aquellos que siguen con la historia equivocada del caos y de la peligrosidad. Siguen esta retórica porque no tienen ni tiempo ni ganas de estudiar. Y son precisamente quienes pierden. Creo que esto marcará cada vez la diferencia entre los que saben y los que creen que las cosas antes o después le caerán del cielo. Quién se quede fuera del mundo crypto será como los que quedaron atrás en el mundo de hoy con la tecnología e internet.
Como acabo de subrayar invertir en crypto significa creer en proyectos concretos que resuelven problemas concretos de nuestra colectividad. Entonces para elegir bien dónde invertir hay que conocer los proyectos. A nivel práctico el pueblo de la Crypto Jungla sigue un esquema muy concreto. Mira el ranking de páginas como coinmarketcap.com y elige basándose en el riesgo, después de un estudio minucioso del proyecto, su equipo, el código, la actividad reciente, información en redes sociales, roadmap, etc. Bitcoin es el rey de la foresta. Ether, de Ethereum, es la reina. El resto son altcoin. Las primeras 10-20 altcoin son proyectos fuertes, a parte de Dogecoin que es un experimento singular. Cuanto más bajas en la lista más aumentas el riesgo y se requiere para ello una gran experiencia. Los más duchos buscan también proyectos minúsculos e invierten con la esperanza de que se revalorice de manera increíble, del 100%, del 1000% o más. Con la esperanza de encontrar proyectos de buenos fundamentos en su germen inicial, como lo fue bitcoin para aquellos que compraron en el 2010, 2011. Los más duchos saben que el riesgo es muy alto y muchos de estos proyectos después de un “pico” caen hasta siempre. Aquellos en los que habrá habido una pura especulación sin grandes fundamentos detrás.
Nada. Lo interesante de la especulación es que es solo una parte del mundo crypto, aunque únicamente se hable de esto.
Para mí el libro ha sido una aventura. Siendo periodista me sumergí de lleno y no fue hasta ese momento, hasta que investigué y lo probé en mi piel, cuando empecé a entender. Entendí lo increíble y grandioso de la revolución. Entendí que en lugar de ese ente antagónico, temeroso y desconocido que se pinta, es un instrumento que nos cambiará la manera de relacionarnos. Entendí que esto no tiene marcha atrás y que debería tomarse seriamente en el debate público y colectivo.
Y es que el fenómeno crypto está cambiando nuestra manera de vivir. Está ofreciendo una alternativa al sistema actual que se demuestra cada vez menos eficaz para los problemas y desafío de nuestro mundo actual. Entender el mundo crypto significa tener más libertad tanto a nivel de independencia individual cotidiana, como también en emprender proyectos de todo tipo que cubran necesidades muy distintas de nuestra colectividad mundial. Es un mundo colaborativo, global, que está funcionando de manera muy eficiente sin necesidad de ningún apoyo institucional y bancario. La población humana ahora tiene un instrumento nuevo para organizarse mejor. Para aumentar la calidad de la vida colectiva.
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