Las políticas financieras de Japón apoyan una política monetaria muy laxa. La política fiscal se está relajando y se esperan nuevos estímulos este año y un nuevo aplazamiento del impuesto sobre ventas (de abril de 2017 a octubre de 2019).
Crecimiento a corto plazo
La demanda doméstica será el principal conductor del crecimiento a corto plazo. En particular, el consumo privado cobrará fuerza gracias a la mejora del poder de compra, a un entorno fiscal más favorable y al aumento de la confianza. Tras siete años consecutivos de caídas, el número de insolvencias empresariales se estabilizará en 2016 y aumentará ligeramente en 2017 (3%).
Dificultades a la vista
La deuda pública y la lentitud del impacto de las reformas, son dos aspectos preocupantes. En 2017 la deuda pública aumentará a un 251% del PIB en 2017 (258% en 2015).
Aunque el dato es muy elevado, es el máximo entre las economías avanzada, la estructura de la propiedad de la deuda y la baja tasa de interés protegen a Japón en el corto plazo; sin embargo, se necesita un plan específico para reducir la deuda y mejorar las previsiones en el medio plazo.
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