La guerra comercial parece que se ha apaciguado a medida que han pasado los meses. Desde que la pasada primavera hasta ahora, Donald Trump ha pasado de amenazar a llegar a acuerdos con sus principales socios comerciales. Para el economista-jefe y responsable de gestión multi-activo de Lazard Frères Gestion, Julien-Pierre Nouen, “en la sombra del ruido y de la furia, los últimos acontecimientos parecen describir una estrategia tal vez más estructurada de lo que parece.” Un comentario que cobra sentido viendo los últimos acontecimientos que ha protagonizado Estados Unidos en materia comercial.
Ciertamente Trump, ha pasado de embarcarse en una guerra comercial sin cuartel, en la que amenazó a China, la Unión Europea, Japón, Canadá y México, a reconciliarse con muchos de sus socios. Con Canadá y México ha alcanzado un acuerdo para renegociar el NAFTA, ahora llamado USMCA. Mientras que la Unión Europea también ha sentado nuevas bases comerciales. Por el momento, la única confrontación abierta es la que mantiene con China.
Nouen señala que es necesario destacar también la posible reforma de la Organización Mundial del Comercio. “Los ejes de esta reforma, como el endurecimiento de la lucha contra el robo de propiedad intelectual, ponen de manifiesto el claro objetivo de mejorar la eficiencia y eficacia de las funciones de supervisión y transparencia de la OMC en el caso chino. Esto nos hace creer que el escenario más probable para los próximos meses será el de una guerra comercial principalmente chino-estadounidense, y no global. Pero con Donald Trump, nunca se sabe, y la amenaza de un aumento de los aranceles a las importaciones de automóviles sigue sobrevolando.”, explica el economista.
Por su parte, China mantiene una postura diferente: contraataca a Estados Unidos y anuncia una subida arancelaria para los productos estadounidenses. Mientas que propone bajar los impuestos aduaneros a las importaciones del resto del mundo. “En un momento crítico para China con una debilitada economía por las dificultades domésticas, una posible desaceleración de las exportaciones como resultado del aumento de los aranceles obliga a las autoridades chinas a activar nuevos estímulos para amortiguar la actividad.”, señala Julien-Pierre Nouen.
Las últimas perspectivas del FMI de octubre de 2018 abordan ampliamente la cuestión del impacto económico de esta guerra comercial. En un escenario de toma y daca chino-estadounidense, donde Estados Unidos eleva los aranceles al 25% de todas las exportaciones chinas y China toma represalias, el impacto directo podría verse muy afectado para la economía china (1.1 punto del PIB en 2019) pero no tanto para los Estados Unidos (0.2 puntos del PIB). “En general, lo único que podría provocar una fuerte desaceleración en el crecimiento global sería que la confianza de los mercados se debilite (-0.8 puntos del PIB contra -0.2 del impacto directo del conflicto chino-estadounidense).”, concluye el economista-jefe de Lazard Frères Gestion
Finalmente, y a modo de reflexión, Julien-Pierre argumenta que “como con el caso italiano, esta situación favorece la incertidumbre general y su impacto en el mercado requiere una estricta vigilancia. Y más aún, con Donald Trump acusando ahora a China de interferir en las elecciones de Estados Unidos. La tensión política no parece aliviarse…”
2018-10-25 15:42:32