Isolux está a punto de salvar el pellejo, pero será a cambio de fuertes sacrificios, como ha sucedido recientemente en Abengoa. La banca acreedora está dispuesta al rescate, pero será a cambio de que la compañía reduzca su tamaño y permita la entrada en la gestión a hombres de confianza y prestigio. Sobre la mesa está la inyección de 200 millones, como preámbulo para refinanciar 4.500 millones de euros.
A esta deuda la entidad más expuesta es Santander, seguida de Caixabank y Bankia. Según Reuters, este acuerdo previo a la refinanciación anticipa ya una quita de deuda financiera y la capitalización del resto, lo que convertiría a los acreedores en los principales accionistas.
El presidente y el vicepresidente, Luis Delso y José Gomis, controlan más del 50% del grupo aunque podrían diluirse (como los otros actuales accionistas) a niveles testimoniales en función del canje de deuda. De hecho, dos fuentes confirmaron a Reuters que la banca acreedora también ha exigido la destitución del actual presidente y que Fernández-Cuesta, ex director general de Repsol, se hiciese cargo de la compañía. DIRIGENTES se ha puesto en contacto con Isolux para conocer su versión de esta información, pero no hemos obtenido respuesta.
Isolux, en el punto de mira
La semana pasada tanto Fitch como S&P advirtieron sobre el elevado riesgo de solvencia de la compañía. Además, la empresa debía presentar sus resultados trimestrales el pasado 28 de abril; sin embargo, Isolux emitió un comunicado en el que retrasaba la presentación de sus cuentas hasta el 13 de mayo debido a lo "extremadamente complejo" que está resultando la venta de su filial T-Solar, como parte de su plan de reestructuración.
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