Este jueves, Ibercaja Banca se reúne con los sindicatos para poner sobre la mesa las condiciones de su cuarto ERE desde que adquiriera Caja 3 en 2013. En estos cuatro años, la entidad ha visto como su plantilla se reducía pasando de 6.411 trabajadores a 5.486 en 2015, según datos reflejados en los informes anuales de la compañía. Esta reducción de plantilla, que ha sido del 14%, podría llegar al 23% de la fuerza de trabajo si se confirma que el nuevo Expediente de Regulación de Empleo afecta 600 empleados. La banca está atravesando un momento difícil en nuestro país, ya que prácticamente todas las entidades han tenido que diseñar un plan de ahorro de costes. Además, la gran extensión del tejido bancario español está haciendo muy difícil la supervivencia de todas las entidades, que están llevando a cabo una reducción importante del número de oficinas, y por ende, de trabajadores. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su último informe sobre España publicado esta misma semana advierte: “El sistema bancario se ha fortalecido, pero sigue habiendo desafíos”, lo que quiere decir que la banca de nuestro país aún está lejos de alcanzar los niveles de solvencia de los países más avanzados. De hecho, la Organización explica que, en nuestro país, “sigue habiendo margen para una cierta consolidación que respalde la rentabilidad”, dejando claro que la solución pasa por continuar cerrando oficinas, ya que España es de los 35 miembros de la organización, el segundo país con más oficinas por habitante adulto. Entre 2013 y 2015 (último informe anual presentado por la entidad), Ibercaja ha pasado de tener 1.407 sucursales a 1.272, una reducción del 9%, aunque todo apunta a que el nuevo ERE podría provocar más cierres. La compañía, sin embargo, ha conseguido estabilizar el beneficio neto desde la compra de Caja 3 pasando de perder 29 millones de euros en 2013 a ganar 143 millones en 2016. La entidad ha decidido, en base a la solidez de sus cuentas, adelantar el ERE, aunque en un principio lo había previsto para otoño. Las ganancias permiten a la compañía hacer frente a las indemnizaciones por bajas voluntarias, sistema por el que se llevarán a cabo la mayoría de salidas, al igual que en los tres ajustes de personal anteriores. Aunque la compañía no se ha expresado al respecto, entre la plantilla se ha despertado cierto malestar por la nueva «Campaña Autoservicio 2017», mediante la cual, según informa una circular del sindicato UGT del bancco, «la carga de trabajo, una vez más, recae en los empleados de las oficinas y dentro de las oficinas en los puestos de caja, desde la perspectiva de la empresa puestos totalmente prescindibles pues aportan cero valor añadido». Esta campaña impulsa la utilización de los cajeros automáticos para hacer gestiones como ingresos, retiradas de dinero o pago de facturas que no superen los 350 euros. Para los sindicatos, aparte de mostrar que la entidad no conoce a sus clientes, muchos de los cuales son de edad avanzada y con bastante recelo a este tipo de cambios, la “obligatoriedad” en las operaciones de efectivo de utilizar los “canales alternativos”, puede convertirse en el primer peldaño «de una larga escalera que le llevará a una independencia y a un desarraigo de la oficina tal, que le puede hacer replantearse la relación con la entidad». Pese a las salidas forzosas de trabajadores que han tenido lugar en los últimos años, desde 2013, y según datos publicados por la compañía, la retribución de su consejo de administración ha aumentado más de un 40%. En su conjunto, el Consejo percibía en 2013 1,1 millones de euros, en 2016, esta cuantía alcanza los 1,5 millones.
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