Desde la subida de tipos de la Reserva Federal (FED) en diciembre, y con nuevos incrementos a la vista para 2017, las divisas de las economías emergentes se han ido devaluando de forma progresiva. El motivo no es una fuga de capitales a gran escala, sino un temor generalizado entre los inversores ante los altos niveles de endeudamiento de estas regiones, según explica el Fondo Monetario Internacional (FMI). La vulnerabilidad de esos mercados ante la subida del precio del dinero se basa en que la mayor parte de su deuda está en dólares. El organismo calcula que el total de pasivo privado en estas economías podría alcanzar los 18 billones de dólares (16,7 billones de euros). La deuda de las entidades no financieras se ha cuadruplicado en la última década, alentada por el contexto de tipos a la baja. Esta “burbuja” ha disparado todas las alarmas frente al cambio de tendencia económica y las pasadas crisis sufridas en estos mercados a nivel de solvencia. No existe un perfil específico de empresas en riesgo, según informa el FMI, ya que tanto grandes multinacionales como pequeñas empresas han incrementado su pasivo en el balance de forma desproporcionada en los últimos años. El endeudamiento de las empresas ha crecido más rápido en los sectores cíclicos, fundamentalmente en la construcción. Esta tendencia es más notable en China y Latinoamérica, donde también se ha incrementado la deuda en el sector energético. En la misma línea, conforme ha ido creciendo el pasivo también lo ha hecho la exposición al exterior.
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