La salud mundial ha conocido de cerca lo que es la incertidumbre. Pero no ha sido el único aspecto de la vida que lo ha hecho. También se han tambaleado las propias organizaciones, su modo de relacionarse con las demás y consigo mismas. El humanismo que venía creciendo desde comienzos de siglo se acrecienta aún […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 16 jun 2021
La salud mundial ha conocido de cerca lo que es la incertidumbre. Pero no ha sido el único aspecto de la vida que lo ha hecho. También se han tambaleado las propias organizaciones, su modo de relacionarse con las demás y consigo mismas. El humanismo que venía creciendo desde comienzos de siglo se acrecienta aún más ante la consciencia clara y prístina de la fragilidad.
En lo que atañe a los negocios, eso se traduce en situar al ser humano en un lugar preeminente. Comprender que sin las personas que forman una empresa no hay negocio y que, cuanto mejor se sientan con la compañía, mejor funcionará el negocio.
En ese contexto, las empresas adquieren la percepción de que necesitan cambiar la manera en que hacen las cosas, para lo que confían en el aprendizaje de quienes ya han conseguido ese cambio antes. Talleres, charlas y conferencias que proporcionan un punto de vista diferente y que se antojan imprescindibles para la transformación interna.
A eso se dedica Loida Primo, entre otras cosas. Su trabajo tiene mucho que ver con fortalecer la comunicación, la escucha y con reparar los vínculos deteriorados. En definitiva, poner el foco en el valor estratégico de los negocios: las personas.
Su conocimiento sobre el asunto llegó tras dos décadas y media de gestión de una empresa familiar. Con las dificultades diarias, Primo aprendió que tenía que hacer las cosas de una manera diferente para obtener resultados diferentes. “Tenía la oportunidad delante y me vino”, comenta a DIRIGENTES. “No sabía que mi experiencia me podía generar una actividad como ponente y conferenciante”, reconoce.
En su caso, se trata de aportar valor a otras empresas, no de vender productos para otros: “No sabía que había esa necesidad”. Con todo, cree que la clave está en atreverse a dar el paso cuando se está ante una ocasión como la que encontró.
Ahora, diferencia entre una “formación per sé” y lo que ella puede aportar a otras compañías. “Trabajo a nivel de conferencias, ponencias, jornadas o cumbres”, prosigue esta mentora, “no son formaciones, son estrategias para poner en valor a las personas de la organización”.
El quid es adaptarse a la necesidad de cada empresa para detectar en qué hay que trabajar. Ante eso, se pregunta: “Empresa y líderes, ¿estáis convencidos de trabajar con vuestro valor más importante? ¿Con las personas?”. Después, se incide en poner en común las sensaciones de cada parte para poder trabajar indicadores concretos como el absentismo que, en última instancia, llevan a los indicadores económico-productivos.
Para Loida Primo, lo que pone de relieve esta problemática es que las empresas “necesitan líderes con corazón”. Eso significa que, por fuerza, los dirigentes necesitan confiar en las personas de las que se rodean para dejarlas al cargo de sus responsabilidades de una manera libre y eficaz.
Por otro lado, identifica que “la pandemia ha adelantado este liderazgo más humanista”. Ello implica que hay una dificultad añadida, como es el teletrabajo, que ha obstruido la comunicación. Primo achaca esto a que falta “el lenguaje no verbal, con lo importante que es”. Además, añade que se requiere generar “ambientes donde la gente se sienta más libre” para devolver esa confianza a la empresa en forma de productividad.
La realidad exige revertir las prácticas actuales. “España es continuista en el liderazgo vertical, patriarcal”, define Primo. “Los líderes actuales nos hemos dado cuenta que desde el estilo de comunicación más agresivo obtenemos pocos resultados”, continúa. Por ello, la fórmula es que los dirigentes hagan partícipes a sus colaboradores.
“Si los líderes estamos solos perdemos la generación de ideas, solos no podemos hacerlo”, cuenta. En esa línea, anota como imprescindible integrar a los empleados en la estrategia: “Considerándoles y escuchándoles tenemos mejores resultados, que ese es nuestro objetivo, no somos ONG”.
“Es muy inmediato trabajar de esta manera y afecta directamente a nuestras cuentas de resultados”, concluye. En ese contexto, los talleres y charlas ayudan a salir de la dureza en la que están enrocadas las empresas y a “trabajar de manera transversal” a través de “dinámicas amenas y amables”.