Uno de los aprendizajes que ha transmitido la pandemia a las organizaciones es la importancia que tiene el hecho de situarse cerca del consumidor, así como de ser capaces de impulsar estrategias flexibles, ágiles y dinámicas. Lo que para algunos en un principio se trataba de la creación de un marketplace o de un portal […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 18 mar 2022
Uno de los aprendizajes que ha transmitido la pandemia a las organizaciones es la importancia que tiene el hecho de situarse cerca del consumidor, así como de ser capaces de impulsar estrategias flexibles, ágiles y dinámicas. Lo que para algunos en un principio se trataba de la creación de un marketplace o de un portal del empleado, poco a poco fue mostrando su verdadero carácter: canales reales de comunicación e interacción entre la marca y el cliente o consumidor, y nuevas formas de relacionarse con un empleado que teletrabaja. Un cambio tecnológico, pero “sobre todo cultural”, comenta la CEO y fundadora de Bemypartner, Montserrat Arias.
En una charla con DIRIGENTES la experta en formación de portavoces explica que la principal diferencia que ha detectado en la gestión de la comunicación en esta crisis respecto a otras anteriores ha sido la transformación de las relaciones, entendida desde diferentes puntos de vista. Por una parte, ha nacido la necesidad de una “mayor transparencia y comunicación de las empresas por llegar a los clientes y/o consumidores, transmitiendo su valor diferencial y su actuación en la sociedad”. También ha surgido una “valoración de las empresas en su globalidad, como productoras de servicios o productos e, igualmente, como modelos de comportamiento, actuación y valores en la sociedad”.
Según detalla, ahora también es importante “constituirse como un referente, fuente informativa y apoyo para sus empleados, stakeholders y consumidores ante una situación de incertidumbre o el crecimiento de las fake news. Y, en último lugar, se ha incrementado el valor de la humanización y la personalización de las empresas. Es decir, “interesa saber quién hay detrás, cómo se comportan, cuáles son sus valores, principios y actuación”. De este modo, la suma de todos estos elementos da como resultado una comunicación entendida como una herramienta “estratégica” y “diferenciadora”. “Para las empresas ya no se trata solo de ofrecer un marketing orientado a ventas finales, sino de construir una cultura, valores e imagen global que cale en la sociedad”, indica la CEO.
Tal y como señala Arias, los líderes deben ser más empáticos para captar el potencial y entender a sus empleados; tienen que saber trasmitir adecuadamente los objetivos y los valores de la compañía, tienen que desarrollar y apoyar a sus equipos y, además, deben reconocer sus limitaciones. En esta línea, para la dirigente otro reto actual es impulsar la igualdad de género, “logrando que las mujeres participen en su justa proporción en la toma de decisiones y su papel sea más visible como referentes y líderes”.
Además, en este nuevo escenario no solamente tiene relevancia la figura de los responsables, sino que los empleados “también deben estar preparados para estos nuevos modelos, ya que deben entender que un líder participativo y empático no es más débil que uno autoritario, sino todo lo contrario”. Por este motivo, algunos trabajadores tendrán que cambiar tanto sus expectativas como su rol dentro de la empresa, de forma que estén dispuestos a “recibir y dar feedback de forma rápida y permanente, trabajando por objetivos y asumiendo más responsabilidades”.
Para Montserrat Arias, experta en formación de portavoces, comunicación de crisis y liderazgo femenino, a pesar de que las habilidades en esta materia se diferencian más entre individuos que en relación con el género, sí es cierto que “en cuanto a los estilos de comunicación y los comportamientos que conllevan, existen diferencias entre hombres y mujeres”.
Para ejemplificarlo pone el siguiente ejemplo: “Por cultura y educación, la mujer ha visto cómo era más censurada si ejercía un rol de liderazgo, mando y una asertividad directa y clara”. Por este motivo, muchas han buscado maneras de comunicar más “indirectas”, “inclusivas” y “participativas” que en ocasiones han demostrado ser más “eficaces” y “beneficiosas” para la rentabilidad y funcionamiento de las empresas.
En esta misma línea también detalla que “hemos cometido el error de juzgar como negativos los estilos comunicativos predominantes en las mujeres, sin entrar a valorar sus resultados”. Un hecho que ha llevado a que, “a pesar de sus mejores resultados, estas mujeres no hayan sido valoradas para puestos superiores, ya que su estilo de liderazgo y mando no era el tradicional y se las juzgaba como poco válidas para mandar”.
En otras palabras, como desde pequeños se “trata diferente” a hombres y mujeres, por regla general estas segundas perciban mejor el estado emocional de su interlocutor. No obstante, lejos de ser un freno, para Arias esto supone una ventaja competitiva a la hora de comunicar al ser capaz de adaptar los mensajes. Y, además, este estilo suele ser más “inclusivo” y “participativo”.
La mujer al frente de la empresa de éxito
“Las mujeres deberían atreverse más y trabajar su branding para resaltar”