Con la Feria Internacional de Turismo (FITUR) como telón de fondo de la esperada recuperación de este sector, el bioturismo se erige como una actividad económica respetuosa con el entorno, y cuyo objetivo es contribuir al desarrollo de medios rurales y naturales a través de la conservación del paisaje, las tradiciones o la cultura. En […]
Dirigentes Digital
| 22 feb 2022
Con la Feria Internacional de Turismo (FITUR) como telón de fondo de la esperada recuperación de este sector, el bioturismo se erige como una actividad económica respetuosa con el entorno, y cuyo objetivo es contribuir al desarrollo de medios rurales y naturales a través de la conservación del paisaje, las tradiciones o la cultura. En otras palabras, se basa en la generación de experiencias que pongan en valor todos estos elementos.
En España, este tipo de proyectos que buscan integrar al visitante y hacerle partícipe para que pueda contribuir a la conservación de la naturaleza todavía se encuentran en una fase incipiente. Algunos de los territorios aventajados son Andalucía, Cataluña, Castilla-La Mancha o Asturias. Y, en relación con este último, destacan algunos lugares como el Parque Nacional de Los Picos de Europa o diferentes proyectos de conservación como, por ejemplo, uno vinculado a la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos que trabaja con este tipo de aves.
Así las cosas, para lograr involucrar al turista en la conservación y desarrollo del entorno, desde la Función Global Nature, su directora Técnica, Amanda del Río, explica a DIRIGENTES que existen dos caminos. Desde un punto de vista económico es posible alcanzar este fin a través de las experiencias de Paradores, en las que parte del dinero que una persona destina cuando visita una experiencia se devuelve a la conservación. Mientras que, por otro lado, propone concienciar al turista, de forma que entienda que mediante el consumo de determinados productos se contribuye al mantenimiento de determinadas formas de vida vinculadas a la agricultura, la ganadería o el pastoreo, entre otras.
Siguiendo el ejemplo asturiano, del Río expone el caso del Queso de los Beyos, ubicado dentro del Parque Natural de Ponga. “Este producto tiene un montón de historia y está vinculado al paisaje del desfiladero donde se produce. Es una forma de ganadería muy tradicional y bastante difícil por su orografía”, comenta. En este sentido, la experiencia consiste en que los visitantes conozcan el territorio y las características de la producción, aunque luego depende de cada uno decidir comprarlo, llevarlo a casa y dar a conocer este producto a sus familiares y amigos. De esta forma, otra de las esencias del bioturismo queda constatada al tratar de generar un retorno económico a la población que permite mantener y conservar estos entornos y sus tradiciones.
Desde Global Nature señalan que el impacto de esta actividad en la economía española todavía es limitado, ya que se trata de un modelo “pequeño” que todavía “está definiéndose”. No obstante, utilizan un ejemplo procedente de Reino Unido para demostrar hasta dónde se podría llegar. En el Parque Nacional Lake District, en Inglaterra, ejecutan un sistema conocido como Visitor Payback, que consiste en que, cuando un turista se aloja en cualquiera de los hoteles de este territorio, se le carga una libra extra que, más tarde, se dedica a la conservación del entorno. De este modo, a través de esta fórmula han conseguido generar un “importante fondo compuesto por cientos de miles de libras” cuyo destino se decide al final de cada año.
En esta línea, el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo ha lanzado la primera convocatoria del programa Experiencias España, dotada con 26 millones de euros que serán financiados con los fondos Next Generation EU y cuyo objetivo es incrementar las posibilidades que componen la oferta turística de este país, así como contribuir a su desestacionalización. Dicho programa forma parte del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y cuenta con un presupuesto de 100 millones de euros para los próximos tres años, de los cuales 26 millones corresponden a esta primera convocatoria.
Para del Río este tipo de iniciativas también tratan de romper la fuerte dependencia del turismo de sol y playa, algo que la COVID-19 también ha permitido potenciar. Una prueba de ello queda reflejada en el Informe sobre la demanda potencial de ecoturismo en España, elaborado por el Observatorio de Ecoturismo, donde se indica que la pandemia ha motivado el auge del consumo responsable y los viajes cuya oferta principal son las actividades y experiencias en la naturaleza, donde los viajeros buscan destinos no masificados y lugares donde “desconectar y reconectar con el entorno natural”. Sin embargo, también hace una advertencia: el boom por este tipo de turismo podría desvirtuar los valores que caracterizan a los destinos y empresas de ecoturismo, cuya filosofía se basa en la protección y conservación de los valores naturales y culturales del territorio”.
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