El comienzo de la campaña de vacunación contra la COVID-19 en algunos países ha inundado de esperanza al mundo entero. Un alegre colofón para este annus horribilis que arroja luz al final del túnel. Aunque la vieja normalidad tardará un tiempo en llegar, las ganas de volver a viajar no se han ido. Lo que […]
Dirigentes Digital
| 18 dic 2020
El comienzo de la campaña de vacunación contra la COVID-19 en algunos países ha inundado de esperanza al mundo entero. Un alegre colofón para este annus horribilis que arroja luz al final del túnel. Aunque la vieja normalidad tardará un tiempo en llegar, las ganas de volver a viajar no se han ido. Lo que sí va a cambiar es el tipo de turista pos-COVID-19, al menos en el corto plazo. Un análisis elaborado por la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV) y la firma de consultoría Braintrust detalla un perfil muy definido de quiénes serán los primeros en volver a moverse por el mundo cuando esto sea posible.
El patrón responde a variables como la edad, los ingresos, el lugar de residencia y el tipo de hogar. Así, según el estudio, los jóvenes serán los primeros en retomar las escapadas, al ser el grupo poblacional de menor riesgo sanitario. Pero esto por sí solo no lo justifica, ya que se encuentra sujeto a otros condicionantes de mayor peso como el nivel de renta o el impacto que la pandemia haya podido ocasionar a su bolsillo, así como la ciudad en la que se viva, puesto que los residentes en grandes urbes son más proclives a descubrir otros lugares. Asimismo, todo apunta a que los primeros viajes se realizarán en familia o pareja, frente a los amigos que conllevan la mezcla de diferentes burbujas de convivencia. “Se estima un efecto rebote de gran magnitud en el sector cuando la situación se normalice”, precisan.
El 2020 será recordado como el peor año para la historia del turismo con una caída de las llegadas internacionales del 72% durante los diez primeros meses del ejercicio, que se traducen en un retroceso a niveles de 1990, según la Organización Mundial del Turismo (OMT). Las restricciones impuestas a escala global en la lucha por contener el virus y la “poca confianza” del consumidor son los factores que han contribuido a estas cifras. Precisamente por este motivo, las personas necesitarán sentirse seguras cuando retomen los desplazamientos, buscando lugares que les garanticen el cumplimiento de las medidas sanitarias. De ahí que se espere un alto predominio de los entornos rurales, con preferencia por zonas de naturaleza y montaña donde se pueda disfrutar de experiencias al aire libre y se eviten aglomeraciones.
Otra de las tendencias va a ser el incremento del uso del vehículo propio que reduzca al mínimo el contacto con otras personas y la inclinación por establecimientos turísticos pequeños, pero que incluyan seguro de cancelación y asistencia en viaje con cobertura COVID-19, tanto en destinos nacionales como internacionales. En la mente del viajero empiezan a aparecer experiencias cada vez más innovadoras y exóticas como hacer una ruta con tiendas de campaña en Nueva Zelanda, recorrer Sudamérica en motocicleta o dormir en una casa árbol en el Amazonas.
Elementos como la personalización, que permita diseñar un viaje a medida y basada en lo que el visitante quiere encontrar, unido a la oferta de paquetes que cuenten con organización del viaje de principio a fin y la seguridad serán los elementos clave a los que los agentes del sector deberán prestar atención. Antes del coronavirus, los expertos habían observado un aumento del slow tourism, que consiste en viajar de forma tranquila, sin horarios, donde prima el relax y permite descubrir el destino al ritmo de cada uno. Si bien este movimiento todavía no estaba asentado, la demanda de este tipo de servicios ha crecido de forma reseñable a raíz de la crisis sanitaria, y aunque no hay nada certero, todo apunta a que podría tener cada vez más aceptación entre los consumidores.
“Adaptarse a las nuevas necesidades de este viajero pos-COVID será clave de cara a superar y sobrevivir a la crisis por la que pasa, entre muchos otros, el sector turístico. Tampoco debemos olvidar que algunas de estas nuevas necesidades y cambios de hábitos puede que hayan venido para quedarse, por lo que la transformación del sector debe ser sólida, como la implementación de la tecnología en procesos de reserva o la flexibilidad en las cancelaciones”, comenta el director del Área de Turismo y Ocio de Braintrust, Ángel García Butragueño.