Las plataformas como TikTok son lugares donde nacen tendencias profesionales. En 2022, esta red social dio a conocer la quiet quitting o renuncia silenciosa y, en 2023, se ha popularizado un nuevo término llamado rage appliying. Según el diccionario Collins, que en 2022 posicionó esta expresión como la palabra del año, la define como “el acto de solicitar trabajos con mejores salarios o condiciones cuando no se está satisfecho o enojado con el trabajo actual”. 

Asimismo, Jenn Lim, experta en ambientes laborales y autora de libros, explica que la moda del rage appliying adquirió viralidad gracias a un usuario llamado @redweez. Este millennial canadiense que trabaja en marketing y redes sociales dijo en su vídeo: “Me enojé en el trabajo y me postulé en 15 nuevos. Y luego conseguí un trabajo que me dio un aumento de 25.000 dólares y es un gran lugar para trabajar. Así que sigue aplicando rabia. Ocurrirá”. Lim añadía también que el vídeo ha tenido más de dos millones de visitas y se ha compartido 20.000 veces. 

Mejor la autorreflexión que la ira

Para contextualizar la situación actual de por qué los trabajadores actúan de esta forma, un informe de Gallup, una empresa de análisis y asesoría, llamado Global engagement and wellbeing remain stable, but not great, señala que el compromiso de los empleados está en un momento de pausa en todo el mundo. Solo el 21% de los encuestados está realmente comprometido con su trabajo. Además, el estrés entre los profesionales está en su punto más alto, el 44% dijo que había experimentado mucho estrés los días anteriores a ser interrogados.  

La doctora Carla Marie Manly, psicóloga clínica, recomienda en un artículo llamado Say Hello to the New Quiet Quitting: Rage-Applying, que antes de reaccionar aplicando esta tendencia, es mejor implementar la autorreflexión. Igualmente, también es importante preguntarse a uno mismo por qué quiero irme o si quiero aumentar mi salario para evitar llevar algún equipaje emocional al próximo puesto de trabajo.

En esta línea, Manly explica que, “aunque la aplicación de la ira puede producir resultados positivos, por lo general es aconsejable procesar la ira y la frustración antes de actuar”. Además, “algunas personas descubren que dejan una serie de trabajos por la misma razón, como un jefe crítico o un mal salario, para descubrir más tarde que los problemas personales no abordados -por ejemplo, el miedo al conflicto o al trauma- habían contribuido a la situación inestable inicial”.