2.900 millones de dólares estadounidenses es el volumen que supone la deuda corporativa BBB pendiente de Estados Unidos, cuatro veces más de lo que había en la crisis de 2008. Estos bonos representan el 50% de la deuda corporativa de grado de inversión. Estos bonos, los de la triple B, son los que tienen la calificación más baja, es decir los de más riesgo y peor calidad.
¿Por qué se ha disparado la demanda?
El aumento exponencial de estos bonos de alto riesgo, conocidos como high yield, tiene que ver con la política de los bancos centrales. “El entorno de tipos de interés bajos y el impulso para aumentar el valor para los accionistas han contribuido a que más compañías estén dispuestas a operar con mayores cargas de deuda”, afirma David Lee, gestor de Capital Group.
Sin embargo, hay datos para no ser demasiado alarmistas con este fuerte aumento de los bonos BBB de cara a la próxima recesión. Las compañías han adquirido préstamos con tipos de interés muy bajos y han sido en cierto modo disciplinadas en cuanto a la deuda que han contraído. Además, en la última década los beneficios empresariales han aumentado de manera notable. Por lo general, las empresas rentables tienen un amplio flujo de caja disponible y pueden abonar fácilmente los intereses cuando estos se vuelven pagaderos.
“Aunque parece poco probable que se produzca una recesión de manera inminente, el incremento de las empresas con calificación BBB sugiere que en la próxima recesión podríamos ver un número récord de rebajas a un alto rendimiento debido en parte al mayor tamaño del mercado actual. Esto, con probabilidad, causaría que los diferenciales de crédito BBB y BB se ampliaran radicalmente”, afirma Lee.
Una oleada de rebajas en la calificación crediticia también puede dificultar que los inversores compren y vendan bonos, porque la liquidez disponible de los operadores no ha seguido el ritmo del crecimiento del mercado. Esto también podría contribuir a ampliar los diferenciales de crédito corporativos.
Por supuesto, los diferenciales de crédito (la brecha de rendimiento entre las empresas y los bonos del Tesoro) también pueden ampliarse incluso si los descensos en la calificación crediticia no repuntan. “Datos económicos significativamente más débiles, perturbaciones geopolíticas u otros signos crecientes de recesión también podrían ser factores desencadenantes. Dado que las empresas con grado de inversión suelen ser poco estudiadas en cuanto al crédito, la volatilidad tiene un aspecto positivo: la creación de puntos de entrada atractivos para inversores selectivos como Capital Group”, concluye el gestor.
2019-11-11 12:30:32