Suecia, un país de apenas diez millones de habitantes y una de las economías más fuertes de la Unión Europea ha demostrado a lo largo de la historia ser una precursora en cuestiones monetarias. En 1668 con la creación de su propio banco central dieron ejemplo al resto de economías mundiales que acabaron emularon ese modelo y ahora se han convertido en pioneras del pago digital, hasta el punto de que algunas sucursales ya no ofrecen dinero en efectivo. Según datos de Bloomberg, solo un puñado de sucursales de Nordea Bank AB y SEB AB todavía manejan efectivo en el mostrador, lo que obliga a los clientes a tener que acudir a un cajero para sacar dinero. Swedbank AB también ha eliminado dichos servicios de la mayoría de sus 218 sucursales. Incluso Svenska Handelsbanken AB, que ha hecho más que sus competidores para mantener su estructura de sucursales, ya no maneja efectivo en 140 de sus 420 sucursales. En este contexto, Bankomat, propiedad de las principales entidades financieras que operan en el país,- Swedbank, Nordea, SEB y Handelsbanken-, planea establecer cajeros automáticos en lugares de mucha afluencia como centros comerciales y centros de transporte. «Todas las partes deben asumir su responsabilidad con aquellas personas que aún desean usar efectivo», señala el director ejecutivo de la Asociación Sueca de Banqueros, Hans Lindberg. Si bien desde la industria aseguran que existe la posibilidad de retirar el dinero en efectivo, esta opción cada vez menos habitual. En el último año, la cantidad de billetes y monedas en circulación ha descendido a niveles de 1990 y el número de cajeros automáticos se ha reducido en más de la mitad en la última década. Una situación que no comparte con su banco central. La autoridad monetaria se ha mostrado tajante en ese aspecto y alerta de que la economía nórdica avanza «demasiado rápido» en materia de pagos digitales.
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