Los expertos tienen claro que será muy difícil volver a confiar plenamente en los emergentes. Pero la renta variable de los países desarrollados tampoco lo tendrá fácil de cara a los próximos meses. Es cierto que en el comienzo de 2015 se las prometía muy felices de la mano de los programas de estímulo en Europa. La región se había convertido en objeto de deseo de unos inversores conscientes de que los activos del Viejo Continente eran una apuesta segura para hacer frente al impacto de la caída de los precios de las materias primas en los emergentes. "Los desarrollados conseguirán tirar del carro". Esa era la teoría. Pero finalmente, no se cumplió. Todo lo contrario. Han sido los emergentes los que han acabado por arrastrar a las principales economías del mundo, limitando la cifra de crecimiento global al 2,9% este año, según estimaciones de la OCDE.
"Todavía no está claro si la Zona Euro logrará convertir una recuperación cíclica en una estructural", advierten los expertos de Pioneer Investments. Tal y como indican, "los niveles de deuda siguen elevándose, la coordinación política y la estabilidad parecen frágiles y los procesos electorales en España y Portugal serán una prueba de estrés, junto con otros problemas como la crisis de los refugiados".
Aún así, la situación es más complicada en unos mercados emergentes en los que la caída de las materias primas es uno de los principales problemas para países como Brasil o Rusia, donde los ingresos por este sector resultan vitales para no anclarse en la recesión y, sobre todo, para sacar a flote sus cuentas públicas.
Pero no solo eso. La decisión que este verano tomó China para devaluar el yuan ha reabierto una nueva guerra de divisas en países que, aunque piensen beneficiarse vía exportaciones, se enfrentan al reto de devolver la deuda emitida en monedas distintas a las locales. Financiarse en dólares era un buen negocio cuando el billete verde estaba relativamente barato. Pero ahora, y con la subida de tipos de la Fed a la vista, hacer frente a esas deudas se convierte en uno de los grandes problemas de las empresas de estas regiones.
Desde el equipo de Robeco Investment Solutions & Research, consideran que ni siquiera existen factores técnicos que podrían favorecer la inversión en estos países. Explican que, teniendo en cuenta el PER a 12 meses, las acciones de mercados emergentes se negocian con un descuento del 31% frente a los desarrollados. A primera vista, estas valoraciones resultan atractivas. Sin embargo, advierten que "según los datos históricos, esta diferencia debería ser superior al 40% para poder esperar un rendimiento relativo superior a un año vista".
Así pues, aunque todavía falta tiempo, "la perspectiva de que la Fed suba los tipos de interés y los beneficios empresariales comiencen a repuntar desde sus bajísimos niveles debería conducirnos a una coyuntura óptima en algún punto del año próximo". Y será ahí cuando, a juicio de los expertos, surjan oportunidades de adquirir renta variable de mercados emergentes con elevadas posibilidades de rendimiento destacable a un año vista.
hemeroteca