Aunque el volumen de deuda en rentabilidades negativas habría caído, según datos de Fitch, hasta los 10,9 billones (a mediados de septiembre), el ‘rey de los bonos’ eleva esa cifra a los 15 billones y acusa: "A medida que crecen las compras de los bancos centrales y los tipos cero o por debajo persisten, inhiben cada vez más al capitalismo de su función principal, que es la asignación eficaz de recursos en base a su riesgo relativo".
La cuestión, alerta, es que las autoridades monetarias no pueden seguir con su estrategia de ‘doble o nada’ sin temer que la ‘nada’ se haga realidad, pues existe el peligro de un ‘cisne negro’, o gris, en los mercados globales.
De hecho, apunta, en algún momento "los inversores, recelosos o cansados de recibir retornos negativos o cercanos a cero, decidan ‘desertar’ del complejo estandar financiero y optar por mayores retornos o, mejor aún, alternativas menos arriesgadas".
Entre los ejemplos que destaca en este último ‘apartado’ está el oro o las divisas digitales como bitcoin.
"Los bancos centrales han fomentado una atmósfera de casino en la que inversores/ahorradores se enfrentan a una ‘Decisión de Hobson’, o a una más perjudicial ‘Decisión de Sophie’, de participar (o no) en unos mercados inimaginables antes (…) esto no puede acabar bien", concluye Gross.
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