China tiene como objetivo prioritario desarrollar una economía circular, medioambientalmente sostenible, antes de 2060. En esta travesía, medioambientalmente e innovadora, el gigante asiático está destinando todos sus recursos al desarrollo de diez sectores concretos con un alto contenido tecnológico:electricidad, sector aeroespacial, ferroviario, maquinaria agrícola, nuevos materiales, barcos, vehículos eléctricos, big data, robótica, equipos médicos y […]
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| 19 sep 2022
China tiene como objetivo prioritario desarrollar una economía circular, medioambientalmente sostenible, antes de 2060. En esta travesía, medioambientalmente e innovadora, el gigante asiático está destinando todos sus recursos al desarrollo de diez sectores concretos con un alto contenido tecnológico:electricidad, sector aeroespacial, ferroviario, maquinaria agrícola, nuevos materiales, barcos, vehículos eléctricos, big data, robótica, equipos médicos y tecnologías dela información (IT).
En 2025, la automatización de los procesos productivos mediante big data, cloud business, blockchain e inteligencia artificial deberá haber alcanzado el 85% (frente al actual 58%). Se espera, entre otros objetivos, alcanzar una ratio de 100 robots por cada 10.000 empleos manufactureros (frente a los actuales 36). Y, al mismo tiempo, la contribución de los diferentes avancescientífico-técnicos sobre el PIB chino deberá haber alcanzado una cuota del 60% en 2025. Guizhou, una provincia relativamente desconocida, generará un 3,6% del PIB enactividades relacionadas con la economía digital durante 2022.
Otra herramienta relevante para reducir el volumen de CO₂ emitido a la atmósfera, en China, es el mercado de emisiones más grande del mundo. Conocido como ETS, o Sistema Comercial de Emisiones, abarca 2.162 empresas del sector energético chino. Sus emisiones suman, en total, 4.500 millones de toneladas métricas. El ETS, además, duplica en volumen a otros mercados similares como California, Corea del Sur, Reino Unido o la Unión Europea. Y con su expansión hacia otras industrias, como construcción o el sector acerero, este mercado ETS chino prevé ampliar la cobertura total un 75% (hasta los 7.500 millones de toneladas métricas).
A través del sistema ETS, las empresas reguladas tienen una cuota máxima de emisiones. Aquellas que superan esas emisiones deben comprar derechos para emitir más a otras firmas que no han superado dicha cuota máxima. Y las empresas más eficientes, en términos medioambientales, pueden vender sus derechos de emisión a otras compañías hasta alcanzar la cuota que tienen asignada. En este primer año se han comercializado 194 millones de toneladas métricas. Su valor total ha superado los 1.300 millones de dólares. Y esto, además, hace que contaminar salga más caro cada vez. Al comenzar sus operaciones, el derecho para emitir una tonelada métrica de carbono fuera de las cuotas asignadas ascendía a unos siete dólares, si bien ahora cotiza cerca de diez. Esto, evidentemente, tiene dos efectos positivos acorto plazo. En primer lugar, al aumentar los costes de contaminar con emisiones de CO₂ a la atmósfera, las empresas más contaminantes tienen difícil ser competitivas y des-aparecen. Y, segundo, se está creando toda una industria auxiliar de servicios dedicados a la eficiencia medioambiental. De las 9.800 empresas dedicadas a prestar servicios para reducir emisiones, un 20% se han creado tras la puesta en funcionamiento del mercado ETS. Una iniciativa, sin duda, que puede contribuir sustancialmente al objetivo de alcanzar la neutralidad sobre las emisiones de carbono en 2060.
Para alcanzar sus objetivos medioambientales, China debe corregir ineficiencias propias como, por ejemplo, la fragmentación de su mercado interno. Recientemente, China propuso unificar su mercado nacional, con el objetivo de eliminar barreras que impiden maximizar la eficiencia. En el país asiático, ahora mismo, es habitual comprar vehículos impulsados por energías limpias. Según datos oficiales, los vehículos eléctricos suman 7,84 millones de unidades en China, con un crecimiento del 151% el pasado año 2021. China vendió 3,3 millones de vehículos no contaminantes durante 2021, el doble con respecto a 2020, manteniéndose como líder mundial en ventas por séptimo año consecutivo.
Son vehículos propulsados por gas natural o eléctricos, donde destacan sobre todo marcas líderes chinas como BYD, que tiene entre sus accionistas al magnate de EE.UU., Warren Buffett. BYD, de hecho, adelantó a Tesla en ventas durante la primera mitad del año 2022. Se convirtió, además, en el tercer fabricante del mundo por capitalización. Siete de cada diez patentes del sector automovilístico eléctrico son chinas. China, en 2025, quiere que el 20% del parque automovilístico esté compuesto por coches eléctricos y, anualmente, espera reducir sus emisiones en 15 millones de toneladas de CO₂.
Sin embargo, cuando los consumidores chinos adquieren un vehículo eléctrico, pueden acceder a subsidios locales para financiar su compra, pero solamente favorecen al fabricante si está en dicha localidad. Los vehículos fabricados por firmas fuera de una provincia no reciben subsidios. Es decir, estas trabas internas desincentivan la compra de estos vehículos, pese a reducir gravemente el bienestar del consumidor e incrementar los costes medioambientales. El mercado nacional unificado servirá para que todos esos mercados locales puedan integrarse en otro mucho más grande. Y desarrollar todo el potencial de industrias clave, ahora mismo, para alcanzar los objetivos relacionados con la descarbonización en China.
Todavía no. Las emisiones de carbono relacionadas con el consumo energético han alcanzado máximos históricos en 2021. China, en términos absolutos, emite más CO₂ que ningún otro país del mundo. En términos de emisiones por habitante, también ha superado a todas las economías avanzadas juntas, incluidas EE.UU. o la UE. Y si bien ha reducido sustancialmente la intensidad en sus emisiones, o toneladas por cada 1.000 dólares de PIB, China todavía está a la cola del mundo. Desde una óptica optimista, en China, la generación eléctrica utilizando fuentes renovables se incrementó como nunca durante 2021, alcanzando una proporción del 28%. Pero es urgente alcanzar el pico de las emisiones en 2030 (o antes). Y ser un país neutral en emisiones de carbono antes del año 2060.
Hace solamente diez años, la contaminación del aire en Beijing era insoportable, pero ha experimentado una mejora notable desde 2016. En 2021, han sido 288 los días con buena calidad del aire, cuando antes solía ser al revés. Las partículas de 2,5 micras (PM 2,5), nefastas para la salud, ahora están en 33 microgramos por metro cúbico. En 2011,sin embargo, los niveles de partículas PM 2,5 eran veinte veces más elevados, sumando 500 microgramos por metro cúbico. Desde 2016, la contaminación ha ido reduciéndose notablemente, gracias a una sustitución gradual del carbón por gas natural. Las fábricas acereras, por otra parte, dejaron de concentrarse en torno a Beijing. Y todo esto ha contribuido a reducir notablemente las emisiones de CO₂.