La cuota china de exportación sobre el total mundial, además, asciende al 14.7%. Y el superávit comercial, de momento, supera los 158 mil millones de dólares.

“Habrá una desaceleración de las exportaciones chinas en cuanto se normalice la producción mundial”, señala Alicia García-Herrero, de Natixis, en una comunicación enviada a DIRIGENTES. Según Herrero, bienes chinos como maquinaria o electrónica de consumo han desplazado del mercado a otros países durante la pandemia, produciéndose un efecto sustitución.

El análisis sobre la evolución de las exportaciones chinas debe realizarse a largo plazo. La inversión manufacturera, en China, sigue ofreciendo guarismos negativos. Este concepto era el 3% del PIB de China en 2012. Pero, actualmente, apenas alcanza el 1%. “Una menor inversión extranjera dentro del sector manufacturero podría reducir el crecimiento potencial a largo plazo”, comenta Wang Tao, del Banco UBS, a DIRIGENTES. La proporción de las exportaciones chinas sobre el total mundial ha seguido creciendo exponencialmente desde 2001. Y esto, al final, indica un crecimiento en el valor añadido de las exportaciones chinas. Es decir: una menor inversión dentro de la industria manufacturera china continúa dando lugar a más exportaciones cada vez. Las exportaciones chinas puede que acaben reduciendo su ritmo de crecimiento, en términos relativos, pero la productividad del capital manufacturero va a ser cada vez más alta. Esto, que puede parecer una conclusión lógica, entraña un profundo cambio de modelo: de exportaciones baratas, ahorro e inversiones masivas en infraestructuras hacia otro más orientado hacia el consumo doméstico.

Señalado todo lo anterior, a corto plazo, China espera cerrar 2021 con un superávit por cuenta corriente en torno al 1% del PIB. Otras naciones como India, Indonesia o Filipinas, según las estimaciones del Asian Development Bank, van a registrar un déficit exterior. Y Japón, o Corea del Sur, superarán a China con un superávit corriente en torno al 3% del PIB durante 2021.