Hasta el momento en que se adopte una respuesta profunda a los precios de la energía, las empresas tendrán que conformarse con torniquetes como los que permitió Bruselas durante la pandemia. En este caso, el objetivo es huir del gas ruso y de los efectos secundarios, como es su encarecimiento. La Comisión Europea hizo público […]
InternacionalDirigentes Digital
| 23 mar 2022
Hasta el momento en que se adopte una respuesta profunda a los precios de la energía, las empresas tendrán que conformarse con torniquetes como los que permitió Bruselas durante la pandemia. En este caso, el objetivo es huir del gas ruso y de los efectos secundarios, como es su encarecimiento.
La Comisión Europea hizo público este miércoles un corolario de medidas para paliar las dificultades por las que están pasando, además de un breve resumen de las ventajas e inconvenientes que tienen otras propuestas.
Como ya contó DIRIGENTES, se retrasarán hasta mayo medidas como la reforma del mercado eléctrico. A esa medida de largo plazo se puede añadir la compra centralizada de gas, un nuevo as en la manga frente a la subida de precios del gas natural.
La Comisión Europea tiene en mente crear un grupo de trabajo que implique a todos los socios europeos, y toma como ejemplo la compra centralizada de vacunas. Según se espera, esta acción podría “mejorar la resistencia y reducir los precios”. No obstante, no solo se centraría en el gas, sino que se habla de “preparar el terreno” para otras asociaciones energéticas con proveedores clave.
El Ejecutivo comunitario reconoce que no hay una respuesta fácil ni única al problema de la energía. Cada país tiene un mix energético distinto, y lo mismo sucede con el diseño del mercado y con las dependencias específicas de cada estado. Así, cada Gobierno ha distinguido entre diferentes alternativas.
Se pueden distinguir entre las medidas fiscales y las regulatorias. Y dentro de las fiscales, se puede dividir entre dos tipos:
-Medidas dirigidas a los minoristas: bonos de apoyo para hogares, ayudas temporales a las empresas y reducir los impuestos. A ojos de la Comisión, este grupo de actuaciones tiene desventajas como los costes fiscales y la alteración de la competencia.
-Medidas dirigidas a los mayoristas: limitar el precio de la electricidad y poner un precio tope a la generación de electricidad con combustibles fósiles. Para la Comisión, también estas actuaciones pueden distorsionar la competencia y perturbar el funcionamiento del mercado, aparte de provocar costes fiscales.
En el caso de las medidas regulatorias, la principal es establecer un precio fijo para la generación de energía. Sus desventajas con la complejidad, las posibles complicaciones en el suministro y el impacto negativo en la inversión.
Mientras los Estados miembros y la Comisión acuerdan tomar o no alguna o varias de estas medidas, se ha establecido desde ya un Marco Temporal de Crisis. En otras palabras, se flexibilizan asuntos como las ayudas estatales a las empresas, al igual que pasó durante la pandemia.
Las circunstancias excepcionales permitirán a los Gobiernos abordar el problema concediendo ayudas a las empresas afectadas por la crisis actual, o bien por las sanciones y contrasanciones de Rusia. Asimismo, se permitirá facilitar liquidez y compensar sus costes adicionales a causa de la subida del gas y la electricidad.
El límite de ayudas se fija en 400.000 euros por empresa, que los Estados pueden inyectar “inmediatamente”, según afirma la Comisión. En el caso de sectores concretos como agricultura, pesca y acuicultura, el importe de ayuda máxima alcanza los 35.000 euros. Se especifica que estas ayudas no tienen por qué estar vinculadas a los precios de la energía, dado que se han dado otros factores como las interrupciones en la cadena de suministro.
Se recuerda la posibilidad de garantizar préstamos, esto es, avalar créditos con instrumentos como el ICO, como ya se hizo. El Gobierno de España ya ha anunciado que actuará en esta línea, con nuevas líneas de crédito y con la ampliación del vencimiento de los préstamos actuales.
En cuanto a las ayudas concretas por los precios de la energía, se señala específicamente a aquellas actividades que consumen mucha electricidad. Se establece un límite del “30% de los costes subvencionables”, hasta un máximo de 2 millones de euros.
En el caso de que la empresa entre en pérdidas, se permitirán subvenciones de hasta 25 millones de euros para las industrias electrointensivas, mientras que las de producción de aluminio, hidrógeno, fertilizantes u otros productos químicos básicos se elevan hasta los 50 millones de euros.
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