Los lectores recordarán los estantes casi vacíos en las primeras semanas de marzo. La pandemia de coronavirus, el pánico ante el confinamiento y los posibles problemas para desabastecer los supermercados llevaron a los consumidores a hacer acopio de todo tipo de productos, desde comida, carne y conservas hasta papel higiénico. No llega a ese extremo, […]
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| 09 sep 2021
Los lectores recordarán los estantes casi vacíos en las primeras semanas de marzo. La pandemia de coronavirus, el pánico ante el confinamiento y los posibles problemas para desabastecer los supermercados llevaron a los consumidores a hacer acopio de todo tipo de productos, desde comida, carne y conservas hasta papel higiénico.
No llega a ese extremo, pero los supermercados británicos están viviendo una situación que recuerda a aquella. Según publica Bloomberg, la escasez de productos es variada y depende del lugar o de la empresa.
Por ejemplo, escasean los batidos en una conocida cadena de comida rápida, mientras que en otras tiendas se agota el beicon, la leche, el pan o los refrescos. Si esta situación no mejora, los estantes pueden encontrarse aún más vacíos conforme avancen las semanas y se acerque la Navidad.
La movilidad está entre las principales causas de estas dificultades para abastecer los lineales. En primer lugar, el coronavirus dificulta que los trabajadores lleguen a Reino Unido a trabajar en la producción de ciertos alimentos. A esas dificultades también contribuye el brexit, que ha hecho más difícil el acceso de trabajadores europeos.
“Sin trabajadores agrícolas, los alimentos se pudren antes de llegar al mercado. Sin transportistas, las mercancías se quedan sin enviar en los depósitos”, dice The Guardian en un editorial reciente.
En este momento, no hay una percepción generalizada de escasez entre la opinión pública. No obstante, las dificultades logísticas, sobre todo generadas por la falta de camioneros en las islas, pueden traducirse en un aumento de los costes para las empresas, que a la larga se trasladaría a los consumidores.
“No quiero hacer alarmismo y no hay necesidad de comprar con pánico, pero dicho esto, la disponibilidad nunca ha sido tan mala”, dijo Richard Walker, director general de la cadena de supermercados Iceland Foods en unas declaraciones en Bloomberg. “Está empeorando y eso se nota cuando se entra en las tiendas”, remacha.
Se trata de una problemática que también se está viviendo en el resto del mundo, con una escalada de la demanda que coincide con el fuerte cierre de los mercados durante casi todo 2020. Pero en Reino Unido se sufre el agravante del brexit. Unas empresas piden un programa especial de visados para contratar 100.000 trabajadores, otras reclaman que los reclusos se incorporen a las empresas que producen alimentos.
Por su parte, el Gobierno se niega a dar el visto bueno a estas ideas. “A pesar de los crecientes riesgos, el gobierno y las empresas se enfrentan para encontrar una solución”, censura The Guardian.
Como se ha dicho en las líneas precedentes, el desabastecimiento ya está afectando a los supermercados y a los pequeños comercios. Con ese panorama, al sector le va a costar hacer acopio de productos para el periodo navideño, de máxima actividad para el mercado británico. La salida del mercado único impone más trabas burocráticas y eleva las fricciones en las fronteras, que antes no existían para las empresas británicas. De ese modo, el resumen es que hay más dificultades para llevar productos al Reino Unido, así como mano de obra, de la que se nutrían muchas industrias.
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