Los precios de los hidrocarburos y todo lo que tenga que ver con ellos, como la electricidad, llevan meses subiendo sin parar. Es una situación a la que los ciudadanos no se acostumbran, porque la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha incrementado los precios todavía más. No hay más que acercarse a una […]
InternacionalDirigentes Digital
| 09 mar 2022
Los precios de los hidrocarburos y todo lo que tenga que ver con ellos, como la electricidad, llevan meses subiendo sin parar. Es una situación a la que los ciudadanos no se acostumbran, porque la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha incrementado los precios todavía más.
No hay más que acercarse a una gasolinera para comprobar cómo el litro de combustible se acerca a los dos euros, una cifra nunca vista hasta ahora. Y, por otra parte, el gas natural continúa su escalada arrastrando consigo el precio de la electricidad.
Europa es la principal víctima de esta situación y trata de afrontarlo con determinación y apostando por la autonomía estratégica, es decir, diversificando sus compras y estableciendo fuentes de energía propias, sobre todo renovables. Además, el cálculo actual de los precios de la electricidad perjudican una estabilidad de precios racional.
Sin ánimo de entrar en detalles pero tampoco de simplificar demasiado, el precio de la luz se calcula en una subasta que tiene en cuenta el coste más elevado. En este caso, el gas es la fuente para producir electricidad más cara actualmente, a causa de la guerra. Por eso la energía se paga a un precio tan alto, porque tiene en cuenta el alto precio del gas.
Ante eso, la Comisión Europea ha hecho pública una declaración de intenciones que trata de abordar la incertidumbre que sufren los consumidores y las empresas europeas. El llamado REPowerEU tiene como objetivo diversificar el suministro de gas, acelerar el uso de gases renovables y energía limpia, producida en Europa.
Con esto, la Unión Europea pretende que la demanda de gas ruso se reduzca a un tercio de la actual a finales de año. A largo plazo, Europa quiere ser independiente de los combustibles fósiles rusos “mucho antes” de 2030. “Sencillamente, no podemos confiar en un proveedor que nos amenaza de manera explícita”, reflexiona la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen.
A las medidas que ya se han puesto en marcha, la Comisión Europea añade otras posibilidades, como regular los precios si los estados lo consideran necesario. Además, permitirá también redistribuir los ingresos “caídos del cielo” que están consiguiendo las eléctricas gracias a esta subida de precios.
Por otro lado, se permitirá también prestar apoyo público a las empresas más afectadas por los altos precios de la energía, como se hizo también en la pandemia. Y entre las medidas más llamativas, se encuentra un posible límite temporal de precios.
Pero una de las más demandadas, en particular en el caso de España, es el cambio en la configuración del mercado de la electricidad. Como se ha dicho, el cálculo actual no tiene en cuenta el coste global, sino el de la fuente de energía más cara. Sin embargo, tan solo el 17% de la producción eléctrica en España depende del gas.
Adicionalmente, se propone importar más gas natural licuado (GNL) y utilizar los gasoductos, como los que existen en el Mediterráneo entre Argelia y España. Además, se plantea aumentar la producción e importación de biometano e hidrógeno renovable, a la vez que se reduce el uso de combustibles fósiles.
Se calcula que con la diversificación de proveedores y la reducción en el consumo, se podría reducir la demanda en 155.000 millones de metros cúbicos de gases fósiles, que equivale a todo lo que se importó de Rusia en 2021. Dos tercios de la reducción se pueden conseguir a finales de año, como ya se ha dicho. El resto, se conseguiría en los siguientes años.