El comercio es lo que ha mantenido a flote la actividad de numerosos negocios tras la Gran Recesión. Ante una economía doméstica arrasada, los dirigentes españoles miraron fuera de las fronteras para encontrar oportunidades de sobrevivir y crecer. Pero en el mundo globalizado el comercio se asienta sobre las normas que dictan los gobiernos y […]
InternacionalDirigentes Digital
| 24 ene 2022
El comercio es lo que ha mantenido a flote la actividad de numerosos negocios tras la Gran Recesión. Ante una economía doméstica arrasada, los dirigentes españoles miraron fuera de las fronteras para encontrar oportunidades de sobrevivir y crecer. Pero en el mundo globalizado el comercio se asienta sobre las normas que dictan los gobiernos y los organismos internacionales.
Por eso, para que la puerta se abra la parte que compra y la parte que vende deben verse beneficiadas. En una conferencia organizada por CEOE y que trata de analizar la política comercial europea, el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, dejó claro que “la política comercial es la clave de las relaciones de las empresas pero también de su día a día”. En apenas diez años, la cifra de compañías españolas exportadoras ha pasado del 23% al 34%, con Europa como mercado principal y bajo el amparo de la Unión Económica y Monetaria.
En ese sentido, Garamendi ve que persisten notables diferencias entre las normas de unos países y otros. En su opinión, se necesita una mayor cohesión en las normas del mercado interior de la Unión Europea. “Hay países donde es más difícil tener relaciones comerciales”, y añade que España es “un país de acogida”, donde se proporcionan muchas facilidades a los países europeos para comerciar. Por el contrario, lamenta que “las empresas españolas no suelen tener las mismas posibilidades en otros países que las que se dan en España”.
Estas peticiones se dan en un contexto dual. Por un lado, están las pulsiones proteccionistas propias de la pandemia y de la escasez de ciertos suministros esenciales. Por otro, la Unión Europea ha respondido a los retos con avances para convertirse en un superestado federal.
El presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, Francisco Aldecoa, constata que en el nuevo ciclo político se han dado “pasos decisivos de carácter federal”, como son la compra conjunta de vacunas o el establecimiento de un fondo de recuperación. En su opinión, son pequeñas victorias del federalismo que deben desarrollarse y que beneficiarán a los ciudadanos del Viejo Continente.
La secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, también observa que asuntos como la digitalización o con la energía se están afrontando unilateralmente por algunos países, en lo que define como una “crisis del multilateralismo”. En suma, ello es causa y consecuencia del aumento de las tensiones comerciales.
Méndez también explica que la pandemia ha puesto sobre la mesa las deficiencias que existen en el sistema productivo y en la cadena de suministro. “Hay una excesiva dependencia del bloque europeo en el suministro de determinados productos”, comenta la secretaria de Estado. Es partidaria de apostar por la llamada “autonomía estratégica”, la producción de bienes esenciales dentro de las fronteras españolas o, al menos, europeas.
Sin embargo, estas circunstancias no deben ser obstáculo para que la apertura comercial continúe. La dirigente cree que debe revisarse la política comercial, así como el papel de los organismos internacionales con el objetivo de que los beneficios del comercio se extiendan a todos. En ese sentido, se queja de que la política comercial se utilice como instrumento para otras materias, cuando su objetivo principal es crear riqueza y prosperidad.
La secretaria de Estado defiende el equilibrio entre la apertura económica y la seguridad en ciertos sectores estratégicos. “Nuestra experiencia nos lleva a decir que la apertura económica ha conseguido las más altas cotas de creación de riqueza y crecimiento”, reflexiona Méndez, “lo que no quiere decir que no debamos defendernos de prácticas anticompetitivas”, matiza.