Con gran solemnidad, los dirigentes europeos anunciaron a finales de julio del año pasado que habían alcanzado un acuerdo. El propósito era rescatar Europa y, en particular, a los países más dañados por la pandemia. Persistieron en calificarlo como histórico, no por el hecho de llegar a un acuerdo, sino por la suma que se […]
InternacionalDirigentes Digital
| 21 abr 2021
Con gran solemnidad, los dirigentes europeos anunciaron a finales de julio del año pasado que habían alcanzado un acuerdo. El propósito era rescatar Europa y, en particular, a los países más dañados por la pandemia. Persistieron en calificarlo como histórico, no por el hecho de llegar a un acuerdo, sino por la suma que se iba a movilizar: 750.000 millones de euros.
Unos cuantos meses después, nada de ese dinero ha llegado adonde tenía que llegar. Los estados cuentan con él para dar un empujón a sus economías y, de hecho, España incluyó hasta 27.000 millones de euros en sus presupuestos para 2021 que, a través de inversiones, proporcionarían un crecimiento adicional superior a los dos puntos.
La realidad se ha mostrado diferente, sobre todo porque el dinero no llegará cuando se esperaba y se retrasará, previsiblemente, hasta el tercer trimestre. Esa es la opinión de EuropeG, que analiza la actualidad comunitaria. De hecho, su director, Antoni Castells, llamó la atención en un evento con la prensa sobre aquel primer entusiasmo que, a estas alturas, se ha convertido en decepción.
“Medio año después todavía estamos donde estamos”, se queja Antoni Castells. En su opinión, tanto la Comisión Europea como los países miembros están regando las certezas sobre su lentitud y aumentando la incertidumbre sobre la implementación. A ello se suma el “jarro de agua fría” que ha supuesto la gestión de las vacunas por parte del organismo que dirige Ursula von der Leyen. “Arroja dudas e introduce un elemento de pesimismo”, añade Castells.
“Cuando se dijo que iba a ser la Comisión Europea quien gestionara esto me pareció una gran noticia pero después me ha decepcionado”, argumenta Castells. Desde su punto de vista, el patinazo exige una reflexión para observar qué ha fallado y cómo se puede mejorar.
En ese sentido, desde esta entidad achacan esos pesares al método intergubernamental, que requiere del visto bueno interno de cada país que, a su vez, necesita la aprobación en los parlamentos. Castells cree que este “es un sistema muy poco funcional”. De hecho, ya hubo “dificultades para que Polonia y Hungría aceptaran“. Solo con esas reticencias ya se perdió prácticamente medio 2020.
En respuesta a DIRIGENTES, Castells afirma que a la Comisión Europea le falta mando para poder tomar decisión “como lo puede hacer Draghi, el gobierno alemán o el de Biden”. “Esto es lo que falta”, dice Castells, para que la Unión Europea gane agilidad para poder implementar planes de este tipo y concluye: “El mecanismo intergubernamental va fatal”.
Por otro lado, el portavoz de EuropeG se refiere a los elevados niveles de deuda a los que han llegado varios países, entre ellos España, que alcanza el 120% del PIB. Cree que “lo importante es cerrar el paréntesis, ya nos preocuparemos por la deuda y del déficit después”, señala. En otras palabras, pone el énfasis sobre la recuperación ya que, de hecho, “la viabilidad de la deuda dependerá en parte de la tasa de crecimiento del PIB”.
Lo que proporciona algo de tranquilidad es que “parte de la deuda esté en los bancos centrales”, que se ha mostrado dispuesto a evitar “cualquier tipo de situación en la que las primas de riesgo se puedan volver a disparar”. En todo caso, cree que planes como el actual de recuperación sirven de inicio para que la Unión Europea establezca unos impuestos fijos que financien la inversión futura.