Los bonos verdes ya no son una opción de inversión de nicho para los inversores que priorizan la sostenibilidad. Incluso los más tradicionales pueden beneficiarse al agregarlos a sus carteras de renta fija. En paralelo con la urgencia de la crisis climática, es innegable que el mercado de bonos verdes se ha fortalecido mucho en […]
Los bonos verdes ya no son una opción de inversión de nicho para los inversores que priorizan la sostenibilidad. Incluso los más tradicionales pueden beneficiarse al agregarlos a sus carteras de renta fija. En paralelo con la urgencia de la crisis climática, es innegable que el mercado de bonos verdes se ha fortalecido mucho en la última década y que las opciones de los inversores que buscan carteras más ecológicas son cada vez mayores, a medida que nuevos países y empresas emiten este tipo de deuda. Y a la vista de nuestros estudios y del éxito de nuestra estrategia de bonos verdes resulta también innegable que tener un impacto positivo y generar retornos muy a menudo van de la mano. Creemos que los inversores pueden fortalecer aún más sus carteras al optar por bonos gestionados activamente que sean verdaderamente verdes, bonos que hagan una contribución positiva medible a las preocupaciones de sostenibilidad de hoy en día.
Cada vez más empresas se comprometen con la descarbonización total de su actividad, incluso en sectores tradicionalmente intensivos en carbono. Compromisos que creemos que demuestran que el mercado se está moviendo irreversiblemente hacia la sostenibilidad. De hecho, varios gobiernos están implementando medidas para estimular la emisión de bonos verdes, mientras que los desarrollos en curso en toda la UE para mejorar las directrices y las taxonomías deberían respaldar su atractivo.
Bonos verdes
Los bonos verdes ofrecen a los inversores de renta fija una forma de participar en toda esta tendencia imparable. Son bonos que difieren de los tradicionales en que las ganancias financian parcial o totalmente proyectos con un impacto ambiental positivo tangible, como la construcción de granjas solares o la reforestación.
Como parte de nuestra ambición de ser un líder en inversión responsable también hemos asumido un papel de liderazgo en la maduración del mercado de bonos verdes. Desde que comenzamos a invertir en ellos en 2014, hemos presionado para aumentar la transparencia y nos hemos comprometido activamente con los emisores en sus intenciones. Hacemos esto porque queremos crear un mundo mejor a través de nuestras inversiones y porque estamos convencidos de que una inversión verdaderamente verde es la mejor manera de mejorar los rendimientos ajustados al riesgo. Hemos sido de las primeras gestoras en lanzar un fondo de bonos verdes y, a día de hoy, los activos combinados de nuestras estrategias y mandatos de bonos verdes ascienden a 2.400 millones de euros. No en vano, nuestro buque insignia, el NN (L) Green Bond, es uno de los mayores de este mercado, está clasificado en el primer decil entre su grupo de pares y cuenta con la etiqueta Greenfin que garantiza que todas las inversiones son realmente verdes. Sin embargo, nuestra apuesta por los bonos verdes no se queda ahí porque el fondo cuenta también con una versión de duración corta, el NN (L) Green Bond Short Duration, enfocado a quienes desean proteger su cartera contra las subidas de tipos a la vez que generan un impacto positivo, y acabamos de lanzar el NN (L) Corporate Green Bond, un nuevo fondo de bonos verdes con un enfoque específico en deuda corporativa.
Bonos verdes vs tradicionales
Invertir en bonos verdes no supone costes adicionales para los inversores de renta fija. Hemos analizado el desempeño de los bonos verdes corporativos desde 2016 y hemos constatado que han superado a los bonos regulares en rendimiento en tres de los últimos cuatro años (2016, 2018 y 2019). Una proporción que también se da si comparamos el rendimiento de nuestro fondo NN (L) Green Bond desde su lanzamiento con la evolución desde entonces del índice Bloomberg Euro Aggregate Index.
Además, la volatilidad de los bonos verdes corporativos en relación con los bonos regulares también se ha reducido cada año, lo que significa que las barreras para reemplazar los bonos tradicionales con bonos verdes se están disipando. Incluso los inversores que son escépticos sobre las iniciativas de sostenibilidad deberían reconocer que desde un punto de vista financiero, el equilibrio está cambiando a favor de los bonos verdes corporativos.
¿Cómo discernir entre bonos verdes?
No todos los bonos verdes son iguales. Los que no contribuyen a la transición de los modelos de negocio de los emisores generan un impacto positivo mínimo. Para que un bono sea verdaderamente verde, el emisor debe ser sostenible en su negocio principal. Por ejemplo, en nuestra estrategia de bonos verdes, actualmente no invertimos en los emitidos por aeropuertos, ya que apoyan indirectamente a uno de los sectores más intensivos en carbono.
También es clave para nosotros tener una relación regular con los emisores para tener una idea clara de sus intenciones de sostenibilidad e identificar quiénes dan pasos firmes en ese camino. Además, los bonos genuinamente verdes brindan una mejor transparencia a través de informes de impacto claros, en los que demuestran cómo contribuyen a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.