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China se queda sin opciones

Sudhir Roc-Sennett, Responsable de Thought Leadership & ESG, Vontobel AM

14 DE septiembre DE 2019. 08:06H Dirigentes Digital

En economía, la estabilización de los beneficios tras una larga fase de crecimiento es poco frecuente, pero puede darse. La economía de China ha crecido drásticamente en los últimos 20 años y esto representa ahora tanto un riesgo fundamental como una oportunidad para los inversores en los mercados emergentes. Para mantener el impulso, limitado por el nivel de deuda, el motor de crecimiento de China tiene cada vez más su único motor en el consumo, lo que generó dos tercios del crecimiento de su PIB en el primer trimestre de 2019. La confianza de los consumidores se ha visto incrementada por el rápido aumento de los ingresos, junto con una gran subida de los precios de las propiedades inmobiliarias. Ambos factores de crecimiento se enfrentan ahora a desafíos.

¿Cuánto cree que costaría un simple apartamento de 90m² de dos dormitorios situado a una hora del centro de Shanghai? ¿doscientos cincuenta mil dólares? Inténtelo con un millón de dólares. El mercado inmobiliario es el pilar central de una gran parte de la economía china -y está en plena ebullición-, tenemos que monitorizar las señales de alarma.

El mercado inmobiliario y las exportaciones son dos motores del consumo que nos dan motivos para creer que se puede producir una pausa. Ambos son factores importantes en la creación de riqueza que ha permitido el fuerte aumento del gasto. En este artículo, echamos un vistazo a las razones que sugieren que ese aumento de los precios inmobiliarios parece insostenible.

El impulso visceral de los consumidores hace que tiendan a gastar más cuando son optimistas y eso ocurre a menudo cuando están respaldados por el aumento de los ingresos, tienen una perspectiva estable en sus puestos de trabajo y el precio de las propiedades sube durante un largo periodo de tiempo. Todas estas variables han estado presentes en China. La estabilidad laboral y los salarios se han beneficiado de las enormes exportaciones de bienes y servicios del país, que representaron el 19,5% del PIB en 2019, así como por la demanda interna creada por consumidores. Y el precio medio de la vivienda se ha más que duplicado (137%) en los últimos 10 años. Pero por otro lado, ese impulso de los consumidores tiende a desacelerarse cuando los consumidores están nerviosos por su situación laboral o por el estado de su riqueza; en esos momentos tienden a recortar gastos y pagar deudas.

Enorme empuje para los consumidores

El consumo chino ha crecido de la mano de un aumento de la renta disponible, ya que se crearon millones de nuevos puestos de trabajo tras la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio en 2001. En los últimos diez años, el ingreso medio disponible aumentó a un ritmo medio del 11% anual -un incremento del 180% en dólares- con el apoyo de una inversión importante en infraestructura dentro del país. Esta buena experiencia fue aprovechada por los consumidores y la deuda de los hogares alcanzó un máximo histórico del 53% del PIB en 2018, según datos de ceic.com.

Es importante reconocer que China como nación sigue siendo uno de los mayores ahorradores del mundo. Las razones del alto nivel de ahorro de los consumidores incluyen factores como un mayor pago inicial para la compra de vivienda, el desplazamiento de la carga de la jubilación desde el estado a los consumidores, y menor seguridad laboral ofrecida por el estado. Sin embargo, a medida que aumenta la desigualdad de ingresos, hay una diferencia notable en la distribución del ahorro. El FMI estimó que en 2013 el grupo de asalariados con ingresos más altos ahorró el 50% de sus ganancias, frente al 20% del extremo inferior. Una vez más, el mercado se estrecha - los ricos están mejor posicionados para capear una desaceleración, pero son las masas las que importan en la dirección que tome la economía.

Propiedad

El sector inmobiliario juega un papel central en la economía china. Las ventas de tierra han supuesto una financiación importante para los presupuestos de los gobiernos locales (alrededor del 85% del gasto presupuestado se realiza a través de los gobiernos locales). La construcción de viviendas ha generado millones de puestos de trabajo. La propiedad proporciona una garantía significativa, asegurando gran parte de la deuda emitida por los bancos del país. Pero también se ha convertido en una importante clase de activos de inversión. Los ahorradores chinos no pueden diversificar sus ahorros internacionalmente debido a las barreras de un mercado de capital cerrado. A nivel nacional, existen relativamente pocas opciones de inversión menos arriesgadas, dada la fase inicial de los mercados de capitales. Por lo tanto, la propiedad ofrece una alternativa atractiva y tangible.

El sector inmobiliario en China se ha encarecido. Sólo por sentido común, un millón de dólares para un modesto apartamento en Shangai no debería estar en la media en un país de ingresos medios, ni siquiera para un lugar único. Los altos precios han creado un peligro. Sin embargo, muchos analistas parecen pasar por alto este punto al centrarse en métricas tradicionales como la asequibilidad (medida como la relación entre la renta y el precio) o ignorarlo todo en conjunto como si el valor de la propiedad estuviera suspendido en un vacío. El precio medio por metro cuadrado en el país aumentó a un ritmo compuesto del 9% anual durante la década hasta 2018, justo por debajo del 11% de la renta disponible. Como resultado, la relación precio/ingresos cayó, lo que hace que sea fácil de justificar o de pasar por alto el aumento de casi un 140% en el precio de la propiedad durante el mismo período.

En este contexto, la comparación deja una imagen interesante. En relación con el mercado estadounidense, el precio medio por metro cuadrado de una propiedad china ha aumentado del 20% en 2001 al 84% en 2018 (ver gráfico) y la subida del mercado estadounidense ha sido saludable. Sin embargo, en 2018, el ingreso disponible chino per cápita de 4.100 dólares era menos de una décima parte de los 48.700 dólares de los EE.UU. En relación con EE.UU., por lo menos, la propiedad china parece tener un precio elevado.

Dentro de China, los precios varían según la zona, pero las cuatro grandes ciudades de primer nivel han aumentado sus precios exponencialmente. En 2018, la relación precio/renta del hogar para Guangzhou era 7 veces, Beijing y Shanghai 12 veces, y Shenzhen alcanzó la asombrosa cifra de 20 veces, según las estimaciones de JP Morgan. En EE.UU., la mediana de precio/ingreso familiar en 2018 fue 4 veces mayor.

Observando las señales de alertas

La planificación y la construcción de infraestructuras, como puentes y carreteras, puede realizarse por encargo. Pero la economía se vuelve más compleja de manejar a medida que evoluciona y los consumidores juegan un papel más importante. No se puede ordenar a los consumidores que mantengan el optimismo. Ofrecer confianza a la población es cada vez más importante para mantener el motor en marcha.

Junto con los salarios, los precios de los bienes inmuebles son claramente un pilar importante para la economía china. Las autoridades no pasan esto por alto y asumimos que harán todo lo posible para evitar una caída de los precios. Dado el control que los líderes chinos tienen sobre la economía, es muy posible que puedan evitar una crisis inmobiliaria como la que Estados Unidos no pudo evitar en 2008. Sin embargo, nos cuesta creer que los consumidores sean sorprendidos con subidas mucho mayores del nivel actual.

Las empresas que venden cualquier cosa, menos los artículos de consumo discrecional más llamativos a los ciudadanos ricos con mayores ingresos, deberían beneficiarse de una menor ciclicidad. Ciertamente, parece que hay áreas más atractivas para invertir en los mercados emergentes, y dentro de la propia China, que las empresas que dependen indirectamente del sector inmobiliario chino.

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