La renta variable ha experimentado ventas indiscriminadas desde mediados de febrero a finales de marzo, lo que ha provocado que salgan de los mercados más de 84.000 millones de dólares. Los fondos de los mercados emergentes se vieron especialmente afectados con salidas de unos 30.000 millones de dólares. Sin embargo, los reembolsos se interrumpieron a […]
La renta variable ha experimentado ventas indiscriminadas desde mediados de febrero a finales de marzo, lo que ha provocado que salgan de los mercados más de 84.000 millones de dólares. Los fondos de los mercados emergentes se vieron especialmente afectados con salidas de unos 30.000 millones de dólares. Sin embargo, los reembolsos se interrumpieron a finales de marzo. Esto nos hace ser optimistas en cuanto a que lo peor ya ha pasado en términos de salidas, a menos que el mundo se enfrente a un escenario en el que la crisis de COVID-19 provoque unos confinamientos que duren hasta bien entrado el tercer y cuarto trimestre de este año, en cuyo caso esperaríamos la próxima gran oleada de salidas. Sin embargo, este no es nuestro escenario base.
Después de un período de dos años en el que el ROIC (rentabilidad sobre el capital invertido) se expandió en los mercados emergentes, ahora esperamos caídas en 2020 y una recuperación en 2021. En esta etapa es difícil evaluar la forma de la recuperación, si será en forma de V, de U o incluso de W, ya que depende de la rapidez con la que finalicen los confinamientos en todo el mundo y de la rapidez con que se reanude la actividad económica. Sin embargo, estamos seguros de que las empresas con modelos de negocio destacados saldrán más fuertes de la crisis.
Compañías líderes
Sin duda, la brecha de posicionamiento competitivo se ampliará frente a las empresas con modelos de negocio cuestionables y un débil historial de rentabilidad operativa. Estas son exactamente el tipo de firmas líderes en las que deben centrarse los inversores, empresas que generan un mayor flujo de caja que el resto de su sector y que tienen una posición competitiva más fuerte. Como resultado, durante la crisis actual, esperamos que los líderes se hagan con una mayor parte de los beneficios económicos de los sectores en los que operan.
Según nuestras proyecciones, la mejor posición competitiva de las empresas líderes les permitirá captar más crecimiento futuro. Además, las políticas monetarias y fiscales muy laxas deberían apoyar a los mercados de renta variable. Los tipos de interés se encuentran en mínimos históricos y en muchas regiones, incluso negativos, lo que obliga a los inversores a invertir en activos de mayor rendimiento.
La pandemia de COVID-19 probablemente ha acelarado la transformación hacia modelos de negocios digitales. Por lo tanto, durante el primer trimestre de este año las empresas impulsadas por la tecnología fueron las claras ganadoras. Las compañías que suministran la infraestructura para la transformación digital y la creciente adopción de modelos de negocios digitales también se comportaron mejor que el conjunto del mercado. La tendencia a “trabajar desde casa” aumentó la demanda de ancho de banda de comunicación, potencia de procesamiento y almacenamiento. Esta pauta se pudo observar en el sector del consumo discrecional, en el que empresas como Alibaba superaron a las compañías tradicionales con red comercial física y en los servicios de comunicación, en los que las empresas de entretenimiento digital como NetEase son atractivas. Los ingresos procedentes de los juegos tienen una sensibilidad limitada a la debilidad macroeconómica y se basan mucho más en los lanzamientos de juegos exitosos. Para ellos, los confinamientos prolongados son incluso favorables, ya que el tiempo dedicado a los juegos aumentó significativamente.
Creemos que los inversores deben esperar que se produzcan revisiones a la baja de los beneficios, ya que las previsiones del consenso siguen siendo elevadas. Según JPMorgan, las estimaciones de las ganancias para las compañías de los mercados emergentes para el ejercicio 2020 se han reducido hasta ahora en un 15%. Sin embargo, se espera que caigan entre un 20 y un 25%. Es difícil evaluar hasta qué punto el mercado ya está mirando más allá de la recesión y, por lo tanto, qué forma y velocidad de recuperación económica ha descontado. Tan pronto como las empresas informen sobre los resultados del primer y luego segundo trimestre de 2020, suponemos que las estimaciones serán más realistas. Tal escenario podría provocar un nuevo revés para el mercado de renta variable. En nuestra opinión, sectores como el de los productos de primera necesidad, el de los materiales y el financiero, son más sensibles a la caída de los beneficios por el coronavirus.
En un contexto histórico, los niveles de valoración actuales son atractivos. Cada vez que el índice de referencia MSCI EM ha alcanzado el nivel de valoración actual, medido como precio frente al valor en libros a 12 meses (PBV), el nivel del índice subió doce meses después (tasa de acierto del 100%) con un rendimiento medio de +40,1%. Típicamente, en la primera fase de un repunte rápido, el “valor” supera al “crecimiento”. Sin embargo, en la segunda fase de una posible recuperación, esperamos que las empresas de mayor calidad, de crecimiento más rápido y mejor posicionadas continúen superando el rendimiento en un mundo en el que el crecimiento será escaso en un entorno recesivo.