El creciente enfoque en la inversión sostenible se ha visto parcialmente impulsado por la progresiva demanda de los clientes. La inversión sostenible ha sido tendencia entre los inversores minoristas desde hace más de una década, pero solo en los últimos cinco años se ha posicionado entre las prioridades de los inversores institucionales que buscan involucrarse […]
El creciente enfoque en la inversión sostenible se ha visto parcialmente impulsado por la progresiva demanda de los clientes. La inversión sostenible ha sido tendencia entre los inversores minoristas desde hace más de una década, pero solo en los últimos cinco años se ha posicionado entre las prioridades de los inversores institucionales que buscan involucrarse con activos con calificaciones altas dentro de las métricas de ASG.
La industria financiera ha reconocido este comportamiento socialmente responsable y respetuoso con el medio ambiente como una tesis de inversión de creciente relevancia para los inversores y, es por ello que las instituciones financieras están aumentando el acceso a estos temas de inversión a través de la aplicación de modelos de análisis ASG (bajo criterios medio ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo) de las empresas, creando índices de inversión basados en ASG y través de vehículos pasivos, como los ETFs.
De hecho, hemos visto un crecimiento muy fuerte de las estrategias de ISR en ETFs en los últimos años: en términos mundiales ya alcanza el billón de dólares en activos y, dentro de la parte de gestión indexada -fondos o ETFs- en los cinco últimos años hemos pasado a representar una cuota de mercado del 6% de ese billón, a casi el 12%.
Así pues, esta revolución en el mundo de la gestión responde al deseo manifiesto de los inversores de generar impacto en la sociedad con sus inversiones y porque incorporar criterios ASG no significa sacrificar la rentabilidad, de hecho, pueden ser indicadores de la viabilidad a largo plazo de una inversión.
Pedro Coelho, director de UBS ETF para Iberia