Aunque el Reino Unido eludiera abandonar la Unión Europea sin llegar a un acuerdo, como esperamos, el Brexit ya le ha costado a la economía más del 1% del PIB desde el referéndum. Si la incertidumbre del Brexit se extendiera hasta marzo de 2019, esta pérdida puede continuar aumentando.
La actividad económica se ha desacelerado desde el referéndum de 2016, con una producción de 1,1 puntos porcentuales por debajo de las estimaciones del FMI previas al referéndum, aunque Gran Bretaña ha escapado a la recesión técnica que muchos analistas temían que podía producirse inmediatamente después del Brexit.
A medida que marzo de 2019 se acerca, la profunda incertidumbre económica ha tenido un impacto gradual, pero innegable, en el retroceso del crecimiento. Asimismo, si se compara la evolución de la economía de Reino Unido respecto a sus socios comerciales más cercanos, parece que el proceso de salida ya le ha costado al menos un 1,2% de la producción desde la votación. Nuestra estimación se basa en el análisis de la evolución del crecimiento de los 10 mayores socios comerciales de Reino Unido antes y después del referéndum de 2016 y utilizando las relaciones históricas entre la evolución económica del Reino Unido y la de estos socios comerciales para calcular el rendimiento económico del Reino Unido entre el tercer trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2018.
Calculamos, además, que las pérdidas del PIB no descuentan el impulso de los estímulos del Banco de Inglaterra después del referéndum y la flexibilización fiscal, lo que significa que el efecto del Brexit habría sido incluso mayor del 1,2%, si no fuera por la política acomodaticia. Y dado que las negociaciones aún continúan, el coste del Brexit podría incrementarse.
Pensamos que hay tres factores por los que la economía del Reino Unido verá una menor tasa de crecimiento anual en 2018, en comparación con la tasa del 1,7% de 2017. El primero de ellos es un gasto de los consumidores más débil. Los consumidores están sintiendo la presión, con la inflación al 2,5% interanual en julio, lo que significa que el crecimiento real de los salarios ha sido limitado aunque crecieron un 2,9% en términos nominales a tres meses hasta julio.
En segundo lugar, la inversión débil y el éxodo de las actividades de servicios financieros: la formación bruta de capital fijo aumentó un modesto 1,1% interanual en el segundo trimestre de 2018 frente a la media de crecimiento del 3,6% entre 2010 y 2017.
Por último está la menor evolución de las exportaciones. A pesar del impulso derivado de la debilidad de la libra esterlina, el crecimiento más moderado de la zona euro, el socio comercial más importante del Reino Unido, junto con los riesgos que suponen para el crecimiento mundial los conflictos comerciales y las incertidumbres que rodean a las cadenas de suministro entre la Unión Europea y el Reino Unido han lastrado las exportaciones.
El PIB del Reino Unido aumentó un 0,4% en el segundo trimestre frente al trimestre anterior, cuando se incrementó un 0,2%, con una estimación mensual de avance económico que coloca el crecimiento en un 0,6% entre abril y junio frente a los tres meses anteriores.
La economía británica continúa siendo diversificada y competitiva, con un mercado laboral y un mercado de productos flexibles. Sin embargo, si la observamos en su conjunto, la economía del Reino Unido ha tenido una peor evolución que otras economías desarrolladas. Esto muestra un efecto negativo derivado del proceso de salida tanto en el crecimiento como en el aspecto fiscal, incluso antes de que el Brexit se produzca.
Dennis Shen, analista de Scope Ratings