La guerra en Ucrania tendrá un impacto de gran alcance en el riesgo crediticio, dado que la economía mundial se está enfrentando a los peores datos de inflación en décadas y a una orientación cada vez más dura de la política monetaria de los bancos centrales. En este sentido, el principal vínculo entre la crisis […]
La guerra en Ucrania tendrá un impacto de gran alcance en el riesgo crediticio, dado que la economía mundial se está enfrentando a los peores datos de inflación en décadas y a una orientación cada vez más dura de la política monetaria de los bancos centrales.
En este sentido, el principal vínculo entre la crisis ucraniana y el resto del mundo es su impacto en los precios de las materias primas y el riesgo de que se endurezcan las sanciones económicas a Rusia a medida que el conflicto se prolongue y/o se expanda.
De momento y dado que no parece haber perspectivas realistas de solucionar el conflicto a través de la vía diplomática, hay pocas opciones de mejora para la solvencia crediticia, excepto para sectores como el del petróleo y gas, el grupo de países productores de petróleo de la OPEP y otros exportadores de materias primas cuyos precios están subiendo rápidamente.
Una inflación más alta y sostenida en el tiempo representa un gran desafío para el crecimiento mundial al que los bancos centrales tendrán dificultades para responder, ya que acumula más presión sobre ellos para que normalicen su política a la situación anterior a la crisis.
Los tipos de interés se encaminan al alza, pero puede haber menos presión política para contener la inflación porque el aumento de los precios de la energía erosiona el poder adquisitivo de los hogares y pesa sobre el sentimiento empresarial. Esto permitirá al BCE moverse más lentamente y alivia las preocupaciones por que los bancos centrales más agresivos (hawkish), como la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, suban los tipos demasiado rápido y en exceso. No obstante, los bancos centrales se enfrentan a unas tasas de inflación elevadas y volátiles en el futuro inmediato, por lo que el riesgo de una mala gestión de la política sigue siendo elevado.
Aunque la economía mundial ha mostrado un fuerte impulso en el último año, lo que apoya en cierta medida la confianza económica, estos riesgos empeoran las perspectivas. Comenzamos 2022 con un escenario base de recuperación económica desigual pero sólida, esperando que el crecimiento se mantenga por encima del potencial, incluso si se ralentiza/normaliza en la mayoría de los países desde las elevadas tasas de recuperación de 2021.
Pero las preocupaciones geopolíticas podrían dañar aún más la confianza del mercado y, por tanto, el acceso al crédito. Los dirigentes rusos ya han insinuado que podrían hacer uso de armas nucleares y han atacado una central nuclear en Ucrania. Por su parte, los países occidentales siguen enviando armas a Ucrania y se enfrentan a las demandas por parte de este país de una zona de exclusión aérea sobre el país. Además, Bielorrusia podría unirse al conflicto en el lado ruso.
Abundan los riesgos de recrudecimiento del conflicto sin que haya señales alentadoras de una posible desescalada.