Una de las certezas que deja esta crisis propiciada por la pandemia del Covid-19 es la resiliencia de las carteras sostenibles y la evidencia de que la predisposición de los inversores hacia ellas es cada vez más sólida. Nuestra convicción al respecto viene desde hace mucho tiempo, dado que somos pioneros en la inversión siguiendo […]
Una de las certezas que deja esta crisis propiciada por la pandemia del Covid-19 es la resiliencia de las carteras sostenibles y la evidencia de que la predisposición de los inversores hacia ellas es cada vez más sólida. Nuestra convicción al respecto viene desde hace mucho tiempo, dado que somos pioneros en la inversión siguiendo los criterios ASG (medioambientales, sociales y de gobierno corporativo). Hace veinte años que lanzamos nuestro primer fondo ISR de Renta Variable, hace trece que hicimos lo propio en Renta Fija y, a día de hoy, gestionamos 22.800 millones de euros en estrategias específicas centradas en la Inversión Sostenible y de Impacto.
En NN IP consideramos esta última, la Inversión de Impacto, como el peldaño más alto en la escalera de la sostenibilidad. Son nuestras herramientas de inversión responsable más amplias e intensas, dado que recogen todo lo aplicado en las de ASG y las de sostenibilidad, como las políticas de compromiso en las votaciones de las juntas o la selección de compañías con modelos de negocio sostenibles, además de aplicar los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo. Decimos que son el peldaño más alto porque agregan el factor diferenciador de invertir única y exclusivamente en firmas y proyectos que combinan retornos atractivos con un impacto positivo medible.
Los temas de inversión de nuestras estrategias de impacto deben seguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas y, muy importante, deben ser tangibles en términos de materialidad, intencionalidad y transformación. No en vano, nos implicamos de forma directa con las empresas en las que invertimos para evaluar ese impacto real y detallamos cuál es el conseguido en aspectos como la huella de carbono, la huella de residuos o la exposición a los mencionados ODS. El compromiso es una parte integral de nuestra estrategia y gestión responsable. Sin ir más lejos, en 2019 mantuvimos diálogos con 662 compañías y votamos en 2752 reuniones.
Son varios los productos de impacto con los que contamos a disposición de los inversores. En renta fija, tenemos tres fondos verdes, uno de ellos, el NN (L) Green Bonds, es el mayor del mercado de este tipo, pero nuestra capacidad es también amplia en renta variable, con un fondo global y tres temáticos de Impacto.
Renta variable de Impacto
Nuestro fondo global de renta variable de Impacto, NN (L) Global Equity Impact Opportunities, con catorce años de historia, invierte en empresas de todo el mundo, incluidos países emergentes, que generan una repercusión social y ambiental positiva, además de rentabilidad financiera. Cuenta con entre 35 y 60 valores diversificados por temas de impacto, pero también por países y sectores. Aunque no se usa como base para la configuración del portfolio, el fondo utiliza el índice MSCI AC World (Net) como referencia a largo plazo, con el fin de comparar la rentabilidad financiera.
Más allá de ello, contamos en la gestora con una gama de tres fondos específicos temáticos de impacto: NN (L) Health & Well-Being, NN (L) Climate & Environment y NN (L) Smart Connectivity. El primero persigue un impacto positivo relacionado con las personas, el segundo con el cuidado del planeta y el tercero busca ese impacto ligado a la prosperidad y productividad. Con estas tres temáticas queremos ser actores de relevancia a la hora de contribuir a solucionar los mayores desafíos del planeta, al tiempo que añadimos valor para el partícipe.
Estos tres fondos temáticos siguen pautas comunes en su gestión con la idea de formar carteras de impacto reales y evitar el denominado “green washing”. No se siguen índices, de modo que lo que entra en cartera es fruto de la convicción de los gestores tras su análisis y tampoco se representan necesariamente todos los sectores dentro de cada una de estas tres temáticas. Lo que sí se siguen son las mismas fases en el proceso inversor.
En las dos primeras se filtran valores en términos de calidad e impacto, un tema que se apoya en nuestra propia base de datos de compañías de impacto, ligadas a mejoras tangibles y a los ODS. La tercera fase es crucial y va de la mano de un análisis fundamental profundo de métricas financieras y extra-financieras, mientras que en la última fase se alumbra la selección y se fijan los pesos finales en cartera en relación al convencimiento extraído por el análisis. Eso sí, de cara a acotar riesgos específicos, cada posición está limitada a un máximo del 5%, lo mismo que nuestros fondos de impacto temáticos no pueden tener más de un 50% de la cartera ligado a un único Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU.