A pesar de que el consumo interno de productos sostenibles en China sigue siendo incipiente, los exportadores del país están aprovechando la demanda de bienes "verdes" por parte de los consumidores y empresas de todo el mundo. Desde el acero, pasando por la ropa y los juguetes, las exportaciones del gigante asiático están evolucionando para reducir su enorme huella ambiental. Ahora, el principal taller del mundo parece estar labrándose un nuevo nicho. El paso del marrón al verde abrirá grandes ventanas en el plano de la inversión.

China fue la primera en entrar y salir de la primera ola de la pandemia del Covid-19. Esto le permitió asumir un mayor volumen de demanda, ya que otros países en vías desarrollo, afectados por las restricciones causadas por el virus, vieron la producción de sus fábricas recortada. Como resultado, las exportaciones se han convertido en un motor cada vez más importante para el crecimiento económico del gigante asiático en los últimos dos años, especialmente cuando la inversión y la demanda de los consumidores internos se debilitaron a raíz de la pandemia. 

Concretamente, las exportaciones netas como porcentaje del crecimiento de su PIB aumentaron a niveles récord del 28 % el año pasado antes de moderarse al 19,5% en los primeros tres trimestres de 2021, siendo el segundo más alto en al menos 12 años.

Este amplio resurgimiento de las exportaciones se produce en un momento en el que la estrategia por parte del gobierno se ha centralizado en el cambio hacia un crecimiento más sostenible, lo cual ha reducido las salidas de algunos de los productos y de las tecnologías industriales más contaminantes. Un ejemplo es que China ha aumentado dos veces los aranceles en las exportaciones de algunos productos de acero este año. 

Además, el presidente Xi Jinping se comprometió en una reunión de las Naciones Unidas en septiembre a dejar de construir nuevas centrales eléctricas de carbón en el extranjero. De esta manera, algunos bancos chinos se harían eco del mensaje del líder de la principal potencia asiática a la hora de elaborar sus hojas de ruta para dejar de financiar proyectos de carbón en el extranjero. Un escenario que también cambia las perspectivas en el lado de la inversión.

A medida que el país pone el dedo en algunas exportaciones más contaminantes, una nueva generación de fabricantes chinos está demostrando ser ágil para capturar la creciente demanda mundial de productos ecológicos. 

A pesar de que la necesidad por parte de los consumidores nacionales de los bienes sostenibles se mantiene en su fase inicial, estos fabricantes han construido posiciones competitivas en los mercados de exportación globales para sus productos, que van desde motores de bicicletas eléctricas hasta impresoras digitales, además de césped artificial reciclable. 

Las nuevas tendencias en la sostenibilidad con capacidad de crecer

El mundo está cambiando hacia nuevos patrones de movilidad y de consumo. Las compañías chinas están ahondando en la investigación para reducir esa huella de carbono. Por ejemplo, la utilización de la bicicleta eléctrica podría reducir en gran medida el impacto ambiental al evitar las emisiones de los vehículos que funcionan con gasolina. 

Ese medio de transporte brinda una alternativa ecológica y eficiente al transporte público. Se prevé que las ventas en Europa, el mercado de bicicletas eléctricas más grande del mundo, crezcan a niveles de doble dígito en los próximos años desde las cerca de 5 millones de bicicletas al año.

Los productores chinos de motores para bicicletas eléctricas como Bafang Electric, Ananda Drive Techniques, Shengyi Motor y Suzhou Tongsheng, se están aprovechando de la fiebre ciclista en Europa que, junto con las regulaciones claras de la Unión Europea y el apoyo de las infraestructuras, está impulsando su aceptación. 

Pero la apuesta por las bicicletas eléctricas no es el único factor a considerar en cuanto a la transformación sostenible. También lo es el avance de los métodos tradicionales de impresión y tintado, que generalmente requieren de planchas, mucha agua y tinta. Esto requiere muchos recursos y habitualmente resulta tóxico. Mientras, la impresión digital utiliza solo la mitad de la energía y ayuda a reducir la contaminación hasta en un 90%.

La conciencia sobre la impresión ecológica aun es débil en China, con cerca del 10% de las empresas textiles adoptando la digitalización en la impresión digital en lugar del uso de la tinta tradicional. En comparación, la impresión digital se ha generalizado en Europa. Es por eso por lo que desde China miran hacia los países europeos como la clara referencia en la que avanzar hacia un modelo más sostenible. 

En última instancia, el césped artificial, no se veía como un producto que representase una mayor sostenibilidad. Es un artículo que se está volviendo cada vez más ecológico, a medida que los materiales se vuelven más reciclables. 

Para los fabricantes de césped chinos, incluidas empresas como Cocreation Grass, Bellinturf y All Victory Grass, esto presenta una oportunidad para aquellos que pueden cumplir con las regulaciones sobre composición química y el tratamiento de polvos, aguas residuales y desechos sólidos.