Tras las celebraciones del Año Nuevo chino, es buen momento para reflexionar sobre las perspectivas de un año importante para los mercados chinos. Antes del vigésimo congreso del Partido Comunista chino, que se celebrará el próximo otoño, se implementarán las nuevas políticas económicas y los inversores evaluarán el éxito de la respuesta de China a […]
Tras las celebraciones del Año Nuevo chino, es buen momento para reflexionar sobre las perspectivas de un año importante para los mercados chinos. Antes del vigésimo congreso del Partido Comunista chino, que se celebrará el próximo otoño, se implementarán las nuevas políticas económicas y los inversores evaluarán el éxito de la respuesta de China a los principales retos de crecimiento. Vemos que surgen notables oportunidades durante este periodo de tanto trabajo.
Para el Presidente Xi Jinping, el año del tigre puede parecer una metáfora adecuada de sus ambiciones para la nación. Las características zodiacales del tigre, la valentía y la fuerza, serán sin duda necesarias para conducir a China hacia una nueva fase de crecimiento nacional. El presidente Xi se enfrenta a una serie de notables desafíos. El impacto de la pandemia en términos de confinamientos domiciliarios y el aumento de las fricciones para las empresas sigue arrastrando el impulso económico. Además, las limitaciones de las cadenas de suministro a nivel global y la repercusión de la inflación en los precios han ejercido sus propias presiones. En retrospectiva, el estallido de la actividad reguladora de los dos últimos años -cuando el gobierno volvió a imponer controles más estrictos sobre los negocios online y sus multimillonarios propietarios- podría haber llegado en un mejor momento.
China nunca ha adoptado un enfoque totalmente occidental hacia los mercados libres y, en ese contexto, las recientes acciones del gobierno simplemente reflejan la renovación de los límites entre los poderes privados y públicos. Sin embargo, el presidente Xi ha desarrollado su propia visión a largo plazo de una economía basada en el liderazgo tecnológico y en frenar algunos de los aspectos sociales negativos percibidos a causa de una población cada vez más conectada. Se trata de cuestiones a las que se enfrentan los gobiernos de todo el mundo, pero la reacción más decisiva de China es debida a su estructura de poder político centralizado. Desde un punto de vista crítico, aunque su retórica pueda ser nacionalista, no prevemos que sus objetivos entren en conflicto con el desarrollo actual de las estructuras socioeconómicas modernas y los patrones de consumo. El gran éxito de los gigantes chinos de Internet y el liderazgo mundial de sus tecnologías se han reflejado de forma positiva en la posición internacional del país durante la última década, y este hecho no pasa desapercibido para Pekín.
El emprendimiento seguirá desempeñando un papel fundamental junto a la planificación central. Se ha producido una recalibración del comportamiento aceptable entre las empresas de la nueva economía, pero su potencial de crecimiento sigue siendo significativo y desempeñan un importante papel como facilitadores en todo el sector empresarial. Algunos de los players más fuertes y consolidados, como Alibaba, están ofreciendo oportunidades de valor muy significativas a raíz de estos cambios. En términos más generales, muchas empresas de consumo también han sufrido ventas significativas en el marco de la pandemia. Este contexto negativo no es permanente y los players más fuertes emergerán con una mayor cuota de mercado cuando los comportamientos comiencen a normalizarse.
Siguen existiendo áreas del mercado chino donde vemos riesgos significativos. Una de ellas es el sector inmobiliario, al que mantenemos una exposición nula. Incluso con una postura más favorable del gobierno, la cantidad agregada de deuda y de propiedades no vendidas en el sector representa un problema que tardará en resolverse. Otro de los focos de atención de la política del presidente Xi parece ser la especulación con activos apalancados, por lo que es difícil encontrar una solución a este tema que beneficie a los inversores. La persistencia de la inflación ayudaría a aliviar el problema del exceso de endeudamiento, pero esto lleva tiempo y, en cualquier caso, no es nuestra principal expectativa para el trasfondo macroeconómico.
Esperamos una mayor claridad en 2022 en relación a las prioridades de crecimiento de China, junto con una recuperación de la confianza de los inversores. La Covid-19 y los cambios en la política económica han sacudido el panorama de la inversión nacional, pero no suponen frenos estructurales para el crecimiento a largo plazo. Las oportunidades para el crecimiento de los ingresos y el consumo nacional siguen siendo atractivas, por lo que estamos aumentando nuestra exposición en estas áreas.