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Viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión

Cómo afrontar el complejo panorama de la sostenibilidad

Ya no sorprende oír a las organizaciones promocionar sus credenciales ESG, sobre todo en lo que respecta a sostenibilidad. Se ha convertido en parte del léxico corporativo y así es como debe ser. Tras la Cop26, para mantener el objetivo de que el calentamiento global se limitase a un aumento de 1,5 grados, muchas organizaciones […]

Dirigentes Digital

29 mar 2023

Ya no sorprende oír a las organizaciones promocionar sus credenciales ESG, sobre todo en lo que respecta a sostenibilidad. Se ha convertido en parte del léxico corporativo y así es como debe ser. Tras la Cop26, para mantener el objetivo de que el calentamiento global se limitase a un aumento de 1,5 grados, muchas organizaciones empezaron a fijar objetivos de cero emisiones y a crear planes para cumplirlos. La Cop27 ha servido para mantener la atención centrada en esta medida crítica.
 
Lamentablemente, hay una desconexión permanente entre los esfuerzos de cara al público de una organización y su actuación interna. Pure Storage ha realizado recientemente una encuesta entre un grupo de directores internacionales de programas de sostenibilidad que ha revelado que, si bien el 70% de los participantes en el estudio se han comprometido a alcanzar unas emisiones netas de cero en 2030 o antes, solo el 51% de ellos va por el buen camino para cumplir sus objetivos de sostenibilidad. 

Esta diferencia debe salvarse. Existe un gran entusiasmo y mucha predisposición para realizar un cambio, pero no está nada claro por dónde hay que empezar. ¿A dónde deben dirigir su atención los responsables de las organizaciones? Estos son los cinco ámbitos clave en los que hay que centrarse para lograr un cambio positivo y real.  

1.    Medirlo todo

Muchas organizaciones no están seguras de cuáles son sus costes o sus estadísticas de consumo de energía, por ejemplo, desconocen sus costes energéticos,de refrigeración o cuántos megavatios usan por hora. Algunos costes simplemente se aceptan sin cuantificarse. Esto no solo es una mala práctica empresarial, sino que además no ayuda a entender dónde se pueden introducir mejoras medioambientales. Si un directivo no obtiene una respuesta positiva de la empresa por implementar tecnologías que ahorren energía, ¿cómo hacer el seguimiento de esta mejora o celebrarla? 

Se necesita una estrategia integrada y jerarquizada en sentido descendente para realizar esta medición. Aunque puede resultar difícil obtener una visión global, esta es necesaria para comprender los parámetros de referencia. Por ejemplo, en un centro de datos: ¿qué tecnologías contribuyen más a las emisiones de gases de efecto invernadero?, ¿cuánta energía se consume?, ¿qué impacto positivo pueden tener las distintas opciones tecnológicas? Si las actividades no se miden, no se pueden mejorar y los logros no pueden cuantificarse. 

2.    Eliminar los sistemas tradicionales 

Una vez realizadas las mediciones, se verá con claridad cuáles son los puntos débiles y qué hay que hacer para mejorar el consumo energético y reducir las emisiones. Con frecuencia se dice que la reducción del consumo de energía no es posible debido a la existencia de unas tecnologías ineficientes e intensivas en carbono. Estas no solo frenan el progreso y la innovación, sino que además pueden impedir las mejoras en la reducción de las emisiones. Sin embargo, algunos cambios tecnológicos generan un ahorro de costes tan importante, en lo referente al consumo de energía, que este forma parte de la propuesta de valor de la implementación de una nueva infraestructura. Por ejemplo, Admiral, un cliente de Pure Storage del Reino Unido, ha visto como los costes de alimentación y refrigeración de su centro de datos se han reducido en un 74% y su consumo energético total en un 56% tras pasarse a Pure Storage. Un cliente italiano, Elmec, que presta servicios administrados, ha reducido la superficie que ocupa su centro de datos en un 85%, ha reducido a la mitad su consumo energético y ha logrado un retorno de la inversión más rápido gracias a la disminución de los costes del centro de datos. 

Además, a medida que las organizaciones empiecen a ir más allá de las emisiones de Alcance 1 y 2 y tengan en cuenta las emisiones de Alcance 3, estará más claro que no solo tienen que mirar hacia dentro, sino que también tienen que descubrir cuál es el consumo energético de sus proveedores externos. Ya no será posible ignorar este aspecto y será fundamental conocer las especificidades. Los equipos tradicionales tendrán un gran impacto en las emisiones de Alcance 1, 2 y 3, así que valdrá la pena abordar estas cuestiones a corto plazo para lograr reducciones a largo plazo.  

Los residuos electrónicos son otro elemento importante a tener en cuenta. ¿Qué ocurre al final de la vida útil de un producto? El hardware tradicional suele destruirse después de tres o cuatro años, lo que incrementa considerablemente el impacto medioambiental de la tecnología. La alternativa es una tecnología que incorpore la longevidad y que no esté diseñada para una obsolescencia periódica. Es decir, una tecnología que no haya que cambiar cada pocos años y que pueda actualizarse para garantizar que se mantiene en un estado óptimo.  
 
3.    Hablar de ello 

La mayoría de las organizaciones están averiguando dónde es mejor centrar sus esfuerzos. Hay que ser transparentes y honestos sobre los avances, ya que de lo contrario será visto como un lavado de imagen verde. No se trata de una competición con participantes ganadores, se trata de ayudar al planeta. Es muy útil escuchar a los demás para saber qué están haciendo. Esto ayuda a colaborar y a entender tanto la perspectiva del sector como los puntos de vista alternativos. 

A nivel interno, es necesario que toda la organización participe y esté comprometida. Cada vez vemos más organizaciones que publican informes ESG o de sostenibilidad en los que se definen sus objetivos, muchas veces auspiciados por su director general. Es un documento clave para educar a los empleados y a los posibles clientes y para poner de relieve las prioridades de la organización. Además, puede ser útil como instrumento de contratación de personal, ya que los jóvenes, en concreto, son mucho más conscientes de la importancia de la sostenibilidad. 

4.    Contratar a un responsable de sostenibilidad  

Si un informe ESG es un grito de movilización, ¿cómo pueden las organizaciones encauzar todo el entusiasmo para convertirlo en acción? Cada vez veremos más cargos centrados únicamente en la sostenibilidad. Es difícil conciliar todas las diferentes corrientes de pensamiento y de acción de una organización, por lo que parece muy razonable tener a un director de sostenibilidad para que asuma el control. Este deberá garantizar que toda la organización conoce y entiende la estrategia de sostenibilidad para maximizar el impacto de las actividades y los cambios.  

El cargo de director de Sostenibilidad no es algo que quede muy lejos, ya que cada vez nos acercamos más a la fecha en la que las organizaciones tendrán que cumplir el objetivo de las cero emisiones. Es un área en expansión, porque cada vez hay una mayor conciencia al respecto y cada vez se ofrecen más puestos. 

5.    Ratificar y cumplir las normas 

Existen muchas normas y, por desgracia, no todas coinciden en su contenido. Unas son más estrictas que otras y hay una diferencia geográfica, ya que, en general, Europa suele ir por delante por lo que se refiere a la toma de conciencia y la adopción de políticas. Ciertas normas muy conocidas, como EcoVadis o la Iniciativa de Objetivos Basados en la Ciencia (SBTI), son un buen punto de partida, ya que son reconocibles, se entienden y se respetan. Además, la calificación energética Energy Star que se aplica a los productos de línea blanca ahora se está empezando a aplicar a la TI empresarial. Se trata de un sistema fácil de entender y ayudará a los clientes a tomar unas decisiones mejor fundamentadas, a los equipos de ventas, a la percepción pública de una organización y, lo que es más importante, al planeta. 

Encauzar el entusiasmo para convertirlo en acción  

Ser más sostenible es importante para las personas y para el planeta y es esencial que las organizaciones adopten unas prácticas más ecológicas. Hay mucho entusiasmo y es importante aprovecharlo y transformarlo en una acción que tenga impacto. Las organizaciones que lo llevan a la práctica no solo están haciendo lo correcto, sino que, si implementan los procesos y las tecnologías adecuadas, pueden ahorrar dinero y reducir emisiones rápidamente. 

 Tengo la esperanza de que un día hablemos de estas medidas y procesos no como de iniciativas de sostenibilidad, sino como de una práctica empresarial habitual. Tenemos que ser transparentes y honestos sobre las acciones que funcionan y sobre cuáles son las cosas que podemos mejorar por el bien del planeta y por el de nuestras empresas. 
 

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