El consumo genera razones que el planeta no entiende. El sueño de las empresas es que renovemos nuestro vestuario, teléfono móvil y vehículo cada año, pero es obvio que el planeta no lo entiende. Si podemos ampliar nuestro portafolio de bienes raíz o el número de objetos conectados, pues mucho mejor para la Bolsa. El […]
Dirigentes Digital
| 27 nov 2020
El consumo genera razones que el planeta no entiende. El sueño de las empresas es que renovemos nuestro vestuario, teléfono móvil y vehículo cada año, pero es obvio que el planeta no lo entiende. Si podemos ampliar nuestro portafolio de bienes raíz o el número de objetos conectados, pues mucho mejor para la Bolsa. El resultado de esa decisión se medirá en el declive medioambiental de nuestro planeta. El planeta o la economía, ese es el dilema que no existe según los líderes políticos y miembros de consejos de administración de las multinacionales. ¿Cómo no va a existir, si la crisis sanitaria que padecemos deriva de la sobreexplotación de los recursos naturales que nos ofrece nuestro planeta?
Que el Black Friday pueda intervenir en las necesidades reales de los consumidores es una idea que ya no suena tan innovadora. Según algunos historiadores, el término “Viernes Negro” se popularizó en 1975 como un modo de referirse al superávit que registraban las cuentas de los comercios el viernes posterior a la celebración de Acción de Gracias. El mero concepto de que esta festividad consumista forme parte de la cultura de un país, parecerá una simple extravagancia en los tiempos que corren. Este quinto poder, tras el ejecutivo, el legislativo, el judicial y el mediático será, espero, estudiado algún día por nuestros nietos.
Hoy Black Friday significa hablar más bien de un momento único para adelantar las compras de Navidad. Se trata de la estrategia comercial que incita a comprar con sensación de urgencia, incluso objetos no imprescindibles. Desde Roams, comparador de precios especializado en telefonía, energía y finanzas personales, nos hemos propuesto fomentar las compras inteligentes a partir de dos sencillos trucos: primero, evita adquirir productos que conlleven la obligación de contratar servicios adicionales que dudosamente utilizarás; segundo, calcula el coste anual de cualquier servicio, probablemente existan opciones más económicas que otros productos sin promoción.