La transformación digital de España, a nivel empresarial, social y administrativo, es uno de los ejes vertebradores sobre los que debe asentarse el crecimiento de nuestra economía. Este hecho se ha visibilizado notablemente durante los meses de pandemia, gracias al importante papel que han jugado la tecnología e Internet en el desarrollo de nuestra cotidianidad. […]
Dirigentes Digital
| 22 oct 2020
La transformación digital de España, a nivel empresarial, social y administrativo, es uno de los ejes vertebradores sobre los que debe asentarse el crecimiento de nuestra economía. Este hecho se ha visibilizado notablemente durante los meses de pandemia, gracias al importante papel que han jugado la tecnología e Internet en el desarrollo de nuestra cotidianidad. Sin embargo, la necesidad de situar la digitalización como pilar estratégico viene de atrás.
Parece que el actual ejecutivo asumió el gobierno con intención de apostar de forma decidida por esta materia. Prueba de ello fue la creación de una Secretaría de Estado dedicada a estos asuntos, dependiente del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, que además incorporó a su título este concepto por primera vez. Por otra parte, la recientemente publicada Agenda España Digital 2025 parece otra muestra por posicionar la digitalización como el motor del progreso económico y social de nuestro país.
En este punto, es necesario que los, actualmente en elaboración, Presupuestos Generales del Estado contemplen como prioritaria esta tarea, con el fin de conseguir que estos planes puedan realizarse y no queden solo en el escenario de las buenas intenciones. La transformación digital de una economía es un proceso complejo, que implica diferentes dimensiones complementarias y necesarias, y todas ellas deben contemplarse desde una perspectiva conjunta. En las próximas líneas reflexionaré sobre una de estas dimensiones, la cual considero realmente poderosa. Me refiero a la digitalización de las pequeñas empresas.
Durante los últimos meses, las pymes se han servido del universo digital para poder continuar con sus negocios. Esto ha puesto de manifiesto, por un lado, las posibilidades del mundo online como palanca de desarrollo empresarial y, por otro, las carencias de nuestras pequeñas empresas y autónomos en esta materia. Ante un horizonte lleno de incertidumbre y retos, se vuelve fundamental que las cuentas públicas atiendan a estos negocios y faciliten su consolidación digital.
El Observatorio Vodafone de la Empresa 2019 apunta que apenas el 34% de las pymes españolas dispone de un plan de digitalización. El problema para muchos radica en que la digitalización no consiste solo en cambiar los equipos informáticos o crear una página web, sino que se trata de una transformación completa y transversal, que afecta a toda la cadena de valor y que lleva acarreado un cambio cultural y de mentalidad.
La cuantía presupuestaria asignada a la nueva Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, apoyada por las de las otras dos unidades dependientes del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, debe permitir emprender acciones que ayuden a las pymes en todo este proceso. Es indispensable asistirlas para que puedan incorporar estrategias de comunicación multicanal, tácticas de posicionamiento en Internet, puestos de trabajo flexibles, gestión económica online, almacenamiento de información en la nube, plataformas basadas en el Internet de las Cosas (IoT) y fomentar la inversión en nuevos modelos de negocio disruptivos. Se debe impulsar un cambio que ayude a las pymes a fomentar la cultura digital en su estructura corporativa, la formación en habilidades técnicas y actitudes, la seguridad y el cumplimiento normativo en materia de protección de datos, el aprovechamiento de los datos recogidos y de los registros públicos, y una innovación abierta para la colaboración con start-ups, universidades y otras empresas del mismo sector u otro, creando un ecosistema favorable para todos los integrantes.
En numerosos casos se ha señalado el potencial de utilizar la digitalización como palanca transformadora para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por Naciones Unidas para 2030. En este sentido, el hecho de que las pymes supongan más del 99% del tejido empresarial de nuestro país, según datos de CEPYME, pone de manifiesto el gran rol que pueden desempeñar en su cumplimiento, y es importante que las nuevas cuentas públicas pongan facilidades para ello. El ODS número ocho, por ejemplo, hace referencia a la consolidación de un modelo económico que garantice el empleo de calidad y promueva la prosperidad económica, el número nueve apunta a la fijación de la innovación como un eje transversal de nuestra sociedad; y los números once y doce resaltan la importancia de transformar los modelos de producción y consumo para mitigar los daños medioambientales.
Las metas están claras, también las necesidades. Ahora toca repartir los recursos y trazar hojas de ruta que permitan su utilización para alcanzar estos propósitos, en aras de lograr un tejido empresarial más digital, que fomente la prosperidad económica, a la vez que asegure el bienestar social.