Ser emprendedora es una vivencia transformadora en toda regla. No dejas de aprender a diario y de superar obstáculos cada minuto para mantener a salvo tu negocio… y tu salud mental. 

La experiencia, sin duda, es un grado. Llevo casi ocho años desde que inauguré mi escuela online para profes de español, ELEInternacional, y muchas veces reflexiono sobre algo: ¿qué le diría ahora a mi yo del pasado? 

Por supuesto que he cometido errores, sin embargo, ellos son los que te fuerzan a aprender y evolucionar. Por eso, hoy quiero compartir con esas mujeres emprendedoras que están empezando en su andadura ciertos consejos y claves que a mí me hubiera gustado recibir cuando comencé porque, además, el camino suele ser en solitario. Normalmente, no tenemos un grupo de apoyo que esté pasando por lo mismo con acceso a mentores y debemos hacerlo todo nosotras solas.

4 cosas de mi aprendizaje que impactan directamente en mi negocio  

1. La experiencia en el sector no lo es todo

Ser buena en tu nicho o tener una amplia experiencia no implica que tu negocio vaya a ser exitoso o que emprender sea fácil. 

Tenemos dos “tú”: la que hace lo que le gusta, “yo creativa”; y la otra, “yo jefa”, que tiene que aprender y tomar acción para que la parte más innovadora pueda sobrevivir para vivir de lo que le amas. No existe una sin la otra. Si dices: “es que no quiero saber nada de números, solo deseo hacer lo que me motiva”, estás elaborando la receta para la frustración y el estrés porque sin la ayuda de tu “yo jefa”, que sabe de negocios y conoce su caja, no puedes tomar decisiones estratégicas para que la empresa siga a flote.

2. Conocer y entender tu cash flow

Necesitas entender y controlar tus cifras de gastos e ingresos para ser capaz de seleccionar las opciones correctas para alcanzar los objetivos, si no es así, lo único que hacemos es poner tiritas en vez de enfrentarnos al problema real.

¿Sabías que el 82 % de los negocios pequeños fracasan por dificultades de cash flow? Entenderlo, salvará tu empresa.

No hablo de los Excels indescifrables que manda tu gestor, pero puedes hacerte uno sencillo con los datos de las ventas y los gastos que tienes cada semana. Cuando sabes lo que viene, estás preparada y empoderada al conocer dónde va el dinero y con qué patrones actúa. 

3. Contrata por habilidad, no por potencial 

Siempre quieres ver lo bueno en la gente y ayudar, sin embargo, así no es como sobrevive un negocio. Los empleados que contrates deben tener las soft skills adecuadas y encajar con tu equipo y con la filosofía de la empresa. Además, obviamente, de las habilidades que necesitas para el puesto. 

Todos podemos crecer y evolucionar. No obstante, si contratas a alguien con el objetivo de enseñarle, pierdes tiempo de valor y cargas a tu plantilla de más tareas hasta que esa persona esté plenamente formada.

4. Entiende cómo aportas valor y delega 

Es lógico que quieras reforzar a tu equipo y preocuparte porque esté bien… Pero no te añadas más trabajo del que te corresponde, ya que eso hará que pierdas el foco en las funciones clave que consolidarán al negocio para obtener mayores beneficios. Puedes hacer multitud de cosas, aunque no todas… 

Conversa con tus empleados y reflexiona con ellos cuál es tu rol en la organización, así serás consciente de tus puntos fuertes y de la mejor manera de ayudar. Pregúntate: “¿qué aportas tú que hace que la empresa avance?”.