Por Iván López, VP Corporate Global Sales
Iván López
| 05 ago 2024
En el nuevo panorama empresarial, donde los modelos laborales, las perspectivas de futuro de los trabajadores, y la influencia tecnológica han modificado el paradigma respecto a qué esperar en las corporaciones. En este entorno, la brecha de habilidades se ha convertido en una preocupación crítica para empleados y empleadores.
Independientemente del sector en el que pongamos el foco, la necesidad de un talento adecuadamente cualificado que impulse la innovación y mantenga la competitividad es esencial. No obstante, ¿dónde deben poner el foco las compañías para alcanzar esa ventaja competitiva que en un esquema tan cambiante como este permita el crecimiento de su equipo y de la propia organización?
La solución reside en la implementación de ecosistemas de aprendizaje ilimitado que permitan la personalización y adaptación a cada caso en cualquier empresa. Además, la compañía obtendrá datos relevantes y de calidad respecto a qué y cómo aprenden sus equipos con el fin de ajustar el contenido y las experiencias de aprendizaje para mantener siempre pertinencia en la estrategia de formación. La relevancia de esta estrategia reside en un enfoque que conecta directamente con la competitividad empresarial y el crecimiento personal de los empleados como eje crucial para cerrar la mencionada grieta de habilidades.
Las empresas son muy conscientes de la necesidad de apostar por la creación de un talento específico que dé respuesta a las necesidades de la propia organización. De hecho, dos de cada tres compañías en España ofrecerán programas de formación durante 2024, según el ‘Estudio de Tendencias y Retos en RR. HH. 2024’ de Pluxee.
Esta situación, acentuada por la escasez de talento cualificado, destaca la necesidad urgente de actualizar constantemente las habilidades y roles dentro de las empresas. Crear una estrategia de formación líquida y actualizada es esencial para responder a las necesidades dinámicas de cada compañía. Una estrategia que aborda las brechas actuales y también anticipa y se prepara para los desafíos futuros.
La integración de tecnologías emergentes en estos mencionados programas de formación es una de las principales obligaciones. La digitalización facilita el acceso y esa personalización anhelada del aprendizaje, adaptándolo a las necesidades específicas de cada empleado. Herramientas como la IA, son muy útiles, puesto que permiten mantener el interés de los empleados en sus entornos de aprendizaje al recomendar contenido relacionado con necesidades o interesas particulares, asegurando que cada individuo reciba la formación más relevante.
Otro de los pilares esenciales en el trabajo por evitar la brecha de habilidades actual es la medición. Lo que no se mide, no se puede mejorar. La importancia de este punto en la formulación de estrategias no debe ser subestimada. Al medir de forma más holística, se pueden diseñar programas de formación más efectivos y alineados con las necesidades específicas de cada empresa, optimizando así el desarrollo y garantizando un retorno más significativo.
Conseguir un talento que responde a la perfección ante las exigencias y demandas del día a día de una compañía es lo más valioso a la hora de formar el mejor equipo posible. La brecha de habilidades es un desafío que requiere una acción estratégica que debe ser tomada en cuenta por todos los niveles de la compañía. Solo a través de un enfoque holístico y proactivo en la gestión del talento se podrá cerrar esta brecha y asegurar un futuro ambicioso para las empresas y sus equipos.