Tecnología y descarbonización son dos conceptos que no pueden entenderse por separado si miramos al futuro del sector eléctrico. La transformación de la economía, tan necesaria para lograr el objetivo de ceroe misiones netas en 2050, solo será posible con una aplicación combinada de tecnologías maduras con potencial demostrado y otras nuevas con gran posibilidad […]
Dirigentes Digital
| 31 oct 2023
Tecnología y descarbonización son dos conceptos que no pueden entenderse por separado si miramos al futuro del sector eléctrico. La transformación de la economía, tan necesaria para lograr el objetivo de ceroe misiones netas en 2050, solo será posible con una aplicación combinada de tecnologías maduras con potencial demostrado y otras nuevas con gran posibilidad de evolución.
Hasta ahora, las tecnologías de producción eléctrica renovable –instalaciones eólicas y fotovoltaicas- han sido la principal palanca de la descarbonización. Lo seguirán siendo, pero resulta esencial complementar esas tecnologías con otras que puedan dar un impulso todavía mayor a la utilización de recursos energéticos renovables para la producción eléctrica; por ejemplo, la energía eólica marina o las instalaciones solares fotovoltaicas flotantes. Incluso será necesario extender el uso de las energías renovables más allá de la propia producción eléctrica.
Si hablamos del sector comercial y residencial, la bomba de calor es la mejor opción para sustituir el consumo de combustibles fósiles. Por su parte, en la industria, la forma más eficientees la electrificación, ya sea en forma de bomba de calor o de alternativas como el uso de la biomasa, la solar térmica o el hidrógeno en aquellos casos en los que la electrificación no sea posible tecnológicamente. El hidrógeno, a pesar de serun producto escaso, es óptimo para la descarbonización de consumos finales de la industria o el transporte en los que el uso directo de la electricidad es más complejo; un gran complemento para facilitar el despliegue renovable en la generación eléctrica, ya que aprovecha el recurso energético renovable cuando su oferta supera la demanda de la electricidad.
Si hablamos de complementos tecnológicos, podemos mencionar también el almacenamiento, las tecnologías digitales y las redes eléctricas. El almacenamiento es indispensable para poder aprovechar todo el potencial de las renovables. Su aportación a la integración renovable depende de la combinaciónde una tecnología madura para el almacenamiento estacional -las centrales eléctricas de bombeo- con el almacenamiento por medio de baterías, una tecnología todavía en evolución a pesar de los avances recientes.
En cuanto al uso de la digitalización y la inteligencia artificial en el sector eléctrico, destacamos su papel para sacar provecho de la gran cantidad de datos de consumo y generación disponibles para adoptar decisiones eficientes en cada momento, obteniendo el máximo rendimiento de las tecnologías de autoconsumo, de la bomba de calor, de las baterías y de la capacidad de almacenamiento del vehículo eléctrico. Además, las tecnologías de medición inteligente y la digitalización de las redes permiten a los consumidores desarrollar un papel activo en el sistema. Esta respuesta activa de la demanda aporta al sistema la flexibilidad que requiere para integrar una producción renovable que es variable.
Por su parte y como elemento integrado, las redes eléctricas son el sistema nervioso de todo este nuevo paradigma, son el elemento decisivo y facilitador de la integración de las energías renovables y del papel activo de los consumidores. En otras palabras, se da una plena interacción entre producción y consumo, pues el consumidor va a poder generar su propia electricidad, aportar los excedentes de producciónque no utilice, consumir directamente de la red y almacenar electricidad. Este reto de gestión descentralizada únicamente será posible con la digitalización y, por ende, con inversiones en digitalización, que aseguren que el gestor de la red facilite el desarrollo de redes inteligentes con un mayor nivel de monitorización, con una mayor gestión de los datos y con mayores medidas de seguridad.
La descarbonización, por tanto, impone un nuevo modelo descentralizado y digitalizado y requiere una regulación ágil que impulse la adaptación de todas las tecnologías además de las redes de distribución a este modelo.